Empezas la semana con un ataque de ansiedad y posteriormente siendo una mboré. El continuo esforzarse por "tener ganas de...", de levantarte, de seguir intentando estrategias de sobrevivencia, de no querer morirte, de no rendirte, o simplemente tener ganas de tener ganas. A veces, últimamente muy de seguido, ya no quiero tener ganas de nada.
Las últimos meses son un continuo de "no rendirse", de no dejarse arrastrar por toda la bronca, frustración y tristeza de vivir en esta realidad.
Aún así se sigue adelante, te levantas todos los días. Y empiezan a pesar menos, surgen nuevas oportunidades pero a las que las temo porque ya no quiero ilusionarme con creer que todo está mejorando y que en realidad no pase, que nada mejore y que todo siga igual... O peor. Aparecen incluso nuevos miedos, también nuevos destellos de imaginación de un futuro mejor, y se entremezclan los miedos y los buenos futuros y empiezan a alternarse, que salga al final no se sabe.
Y así se empieza a terminar la semana con un poquito de nueva ilusión, pero también temor, mucho. Pero también, sabiendo que hay personas que están ahí, que te escuchan, te acompañan y están, simplemente están.

Johanna
Vivo con ansiedad. Tengo una excelente red de amor que me sostiene. Escribo de lo que no hay fotos y para hacer catarsis.
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