“No tengo el sueño americano, tengo el sueño argentino” respondió la artista de Parque Patricios hace dos años en Radio One. Se trata de una cantante que acompaña a dos generaciones contemporáneas, desde los tiempos de Cris Morena hasta la actualidad. Ni el fulgor de 22 años frente a las cámaras logró cegarla: su mirada sigue firme en sus raíces. Mariana Espósito es una artista que canta aún más fuerte cuando se trata de expresar su opinión. En la misma entrevista mencionó que 'escribe sobre lo que la interpela', y qué suerte tenemos los argentinos de que lo que la interpela sea defender la democracia y la cultura de nuestro país. Este imaginario nacional y popular se ve reflejado no sólo en sus entrevistas, sino en su música; al mantener el lunfardo argentino y no extenderse a un hispanohablante -“vos” y no “tú”-, al ir a un programa español y argentinizar al conductor con un fernet de culo de botella.
A pesar de vivir en democracia, expresar una opinión puede convertirse en una condena dentro del jueguito de las redes sociales de los dirigentes políticos —un juego que no hay que subestimar, ya que fue clave en su estrategia de campaña—. Hay artistas que no solo cambian el “vos” por el “tú”, sino que, ante la pregunta de cómo ven la cultura con este nuevo gobierno, responden con una sonrisa que no pueden hablar de política. Claro que esos artistas no se verán alcanzados por los apodos irónicos que el presidente reserva para quienes sí se mostraron en contra. En 2023, tras el primer resultado de las PASO, Lali Espósito expresó su opinión en X. Un tuit que no solo se volvió viral, sino que marcó el punto de partida para que comenzaran a llamarla Lali Depósito. “¿Quién empezó con esto? ¿Yo? Ella empezó. Si te gusta el durazno, bancate la pelusa”, no son palabras de un niño peleando con su hermano: son las palabras del presidente al justificar su ataque hacia la artista pop. ¿Y cómo responde una artista? Con arte. “Fanático” es una canción cargada de guiños en respuesta. En su último Vélez, Lali terminó de interpretarla con una imitación al presidente, lo que provocó varios cantitos contra Javier Milei. Pero ella los frenó: “Banco el cantito, claro que lo banco. Pero más que a quién votás, me importa qué clase de persona sos. Igual, hay que hacer canciones para devolver la patada a veces, ¿no?”. Así coronó una batalla que, aunque parezca entre hermanos, se juega en el centro del debate democrático.
No sólo es la voz heroína de las clases trabajadoras, también es un referente para todas las disidencias: para la comunidad LGBT+ y para los movimientos feministas. El papel de la mujer dentro de la industria musical recae sobre muchos puntos de conflictos, pero en particular es interesante lo que se espera de ellas: si sos artista y tu voz tiene poder, tenes que hacer canciones con poder. Algo así como lo que cuestionó Fito Paez a sus colegas bailarinas: si sos feminista pero perreas canciones de reggeton, “...después no pidas que te apoye”. Siempre se cuestionan las canciones de las cantantes, pero analicemos las letras de la artista en cuestión. Una cantante que expresa su sexualidad sin involucrar a un tercero para sentirse deseada, sino que es un ser deseante: “Siempre que nos vemos quiero portarme mal”; “él es sexy y atrevido, me lo da cuando lo pido”, incluso en cuando en alguna estrofa aparece el otro, siempre está su deseo primero“me gusta que baila y no me saca los ojos de encima” con un enfoque egocéntrico. Lo que la diferencia de otras cantantes que reafirman su sexualidad en base a la mirada del otro por ejemplo “Quiere mojarse con mis labios sabor a caramelo”. Pero su lucha sobre las disidencias no termina sólo con sus letras, sino que para cerrar el estadio de Vélez, con más de 50 mil personas, lo hizo con un show de drags e individuos no binarios que entonan “Soy lo que tanto busqué vivir (…) Soy lo que ves, Porque soy quien encuentra la libertad..” dandole un espacio multitudinario de expresión, y en medio de las drags, el enano faquero.
Una artista que busca ser la mejor popstar argentina sin perder el vocabulario porteño, que responde a la política con arte y le da el espacio a las disidencias que se muestran con orgullo, tal como ella dijo: “el silencio tiene un costo (...) Para mí es más incómodo no hacerlo”, por eso es la popstar que la industria argentina necesita.
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