Hace mucho tiempo que no me siento a escribir. La introspección formó parte de mis días, pero en los últimos años encontrar las palabras para plasmarlo se volvió más difícil, a veces imposible.
Pensé que ya no me dolerían cosas nuevas, pero sorprendentemente la vida siempre encuentra la manera de que suceda. Supongo que es una consecuencia de vivir, un mal necesario quizás.
Me rompieron el corazón hace ya ¿un año y medio? quizás, los tiempos tienden a difuminarse, pero más o menos si. A veces me siento preparado para que el amor derribe mi puerta de nuevo, pero otros días me niego a que un dolor así vuelva a quemarme desde dentro.
Nunca se está verdaderamente preparado para que las cosas sucedan voy entendiendo, así que simplemente intento soltar el control (lo más difícil para mi).
No me volví a sentir realmente visto desde ese tiempo, creo que el amor es eso, ser visto en medio de todo el caos.
La realidad también es que me oculté detrás de varias puertas, difícil que puedan verme. El dolor te cambia, y a mi en particular, me encierra.
Lloré tanto durante varios meses que en un momento ya ni eso pude hacer, todo se quedó en un lugar de mi mente imposible de exteriorizar.
Me engañé pensando que si no demostraba no existía, una forma de intentar huir. Pero todo te alcanza inexorablemente.
Me cuestioné todo durante los últimos años, me culpé también. Si fuera más lindo, si fuera más inteligente, más creativo, más gracioso, más todo; tendría la vida que quiero.
Pero ¿que quiero? ¿quien quiero ser? la verdad es que no lo sé, así que todo el flagelo se cae por su propio peso.
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