Para comenzar con ella, la que nunca miente y la que nunca
se acobarda del destino que nos quede juntos, la que hará de
mis condolencias purificarse hasta el alma, la que me deje en esta
tierra hermosa, donde todos los sueños se convierten en realidad.
Una nueva vida, para morir acompañado o en silencio, de solitario
no quedará nada una vez mis huesos hayan sido quebrados, los
buitres que me asimilarán, donde no quede un sólo verbo en mí de
los que se pierdan con la condición de haber vivido todo lo que viví.
Sabemos que estamos hechos de recuerdos, de ganas, de sueños y de
fantasías que jamás podrán contemplarse en estas realidades, pero
también estamos hechos de luz, sombra y algo más que es imposible
descifrar, y aunque sólo tengamos una nueva vida, hace falta imprimirla.
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