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Una noche llena de estrellas

aldi

Dec 10, 2024

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Una noche llena de estrellas
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El cielo sobre nosotras estababa despejado, la brisa de primavera con toques de verano sellaba una atmósfera ideal junto con el ruido de los coches a algunos metros de nosotras.

Me daba vuelta para mirarte sin que te dieras cuenta, como es costumbre, sólo porque no podía creer lo bonita que te ves con las luces de la calle en tu rostro. Siento que ni siquiera lo intentas, que el magnetismo que desprende tu energía es algoque me fascina.

Mientras pensaba en qué decirte pasaba mis manos por las cadenas de las hamacas que estaban a algunos metros de tu casa. Me preguntaba por dentro si era costumbre que las uses, que te sentaras ahí durante las tardes de verano o con amigos hablando de cosas que no tenían tanto sentido pero se volvían profundas sólo con el hecho de ser charladas.

Recordaba la discusión que habíamos tenido el día anterior; seguía pensando que no te merezco, pero no me atrevía a decirlo otra vez por miedo a que nuevamente te enojes con la idea de perderlo sólo por mí cobardía. La idea de perderte ahora se veía interrumpida por la imagen mental de nosotras besándonos en el cine a algunas cuadras de tu casa el cual nos había reunido meses atrás en nuestra primera cita y nos vería por segunda vez eligiendo cualquier película sólo para estar un rato más juntas después de no estar de acuerdo con las ideas de la otra.

Recordaba cómo mis manos eran acariciadas mientras las pasaba suavemente por tus piernas, con la excusa de que me hacía sentir menos miedo por la película que habíamos elegido, el sentirte un poco más cerca. Seguramente sabías que era mentira, que solo era una excusa para tocarte y no extrañarte tanto en la vuelta a casa pero no te quejaste de ello. Transcurría la película y pensaba en la gente sentada en las demás butacas y si se sentían igual de tensos que yo en ese momento. Quizás sólo yo pensaba en si era la primera cita de la pareja que teníamos a algunos metros, notando lo nervioso que se veía uno de ellos para comer lo que habían elegido recordándome a viva imagen lo que yo sentí la primera vez al vernos.

La noche era buena, sólo porque estabas a mí lado y podíamos hablar de lo que fuera pero, camino a tu casa después de charlar sobre el final que no nos había gustado, te conté que había aprendido a saber con un péndulo cuántos hijos tendrías y te pregunté que si querías saber. Recuerdo que te giraste hacia mí algo incrédula y me recordaste que no crees mucho en esas cosas, pero yo te dije que no perdíamos mucho con probar.

Al llegar a donde vivías me saqué la cadena que tenía alrededor de mí cuello y te mostré con suaves movimientos la respuesta que me había dado. Me reí cuando me salió nuevamente que mí primer hija va a ser una niña y mí segundo hijo un niño, ni más ni menos porque ahí se terminaban las respuestas. Seguido de eso agarré tu mano e hice los mismos movimientos, pero sin saber si es que lo que hacía tenía algún tipo de validez y aunque sentí sorpresa cuando nos salió exactamente lo mismo me sentí aún más espantada por el escalofrío que recorrió todo mí cuerpo al darme cuenta de ello.

Bromée sobre el hecho de que no querés tener hijos y sonreíste por el chiste que hice a continuación. Sostuve mí celular entre mis manos y seleccioné la opción más rápida que me pudiera llevar a mí casa dentro de aquella aplicación y, cuando menos lo esperaba, salió de tus labios la invitación a quedarme un rato más; recuerdo que te reíste cuando no dudé ni un minuto, seguida de la imagen de nuestras sombras en el suelo mientras caminaba detrás tuyo, la sonrisa tímida que le di al guardia que sabía que ya me reconocía por las múltiples veces que te dejé en ese mismo lugar para no ser vistas por nadie que no debiera saber sobre nosotras y cómo terminamos sentadas en aquellas hamacas que ahora estarían permanentemente en mis deseos como un lugar que me gustaría compartircon vos con regularidad.

Allí estábamos, bajo las estrellas todavía pensando en qué decir y de mis labios salió lo único que podía pensar con claridad; un breve y sincero “te quiero” que ahora pertenece junto a aquel lugar.

aldi

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