una muerte en el verano ★

hoy me estoy muriendo de verano, pero no es el clima lo que me marchita, no es la estación la que se ensaña y tampoco es el calor lo que me quiebra el pecho desde que amanece hasta que los grillos deciden callarse; es que él existe todavía dentro de cada esquina luminosa, en la forma en que el sol se escurre por las rendijas, en la violencia con que la luz me arrastra a pensar en todo lo que no pasó, todo lo que no quiso ser, todo lo que hubiera podido empezar si tan solo me hubiese mirado un poquito más lento, si tan solo hubiese respirado en dirección contraria. ahora mismo, los espejismos que me persiguen no son alucinaciones nacidas del sol que golpea la tierra, tampoco son trampas visuales provocadas por mi sed de algo fresco; son sus hombros apareciendo entre la multitud de mediodía, son sus huellas marcadas en el concreto caliente, son sus dedos en mi cuello, son la idea persistente de su sombra proyectada sobre mi cama sin permiso.
ㅤㅤ
el verano es él y lo ha sido desde que empezó a dolerme el aire, desde que los días dejaron de ordenarse en calendarios y comenzaron a desbordarse por el borde de mi memoria, uno tras otro, sin pausa, sin tregua y sin permitir que cierre los ojos sin verlo sentado frente a mí, con esa expresión tibia que me dejaba (des)armado. no puedo apartarme de la idea de que esta estación fue inventada sólo para humillarme, para recordarme con una tortura dulce que hubo una vez una posibilidad, una posibilidad del universo en la que habría bastado con que dijera que sí, que se quedaba, que tenía un calor que compartirme a mí. porque no fue la despedida lo que me dejó así, fue el silencio que vino con ella, la ausencia de un destino, el modo en que ni siquiera comprendo lo que pasó y aún así, perdí todo. el verano me lleva a pensar en todo lo que no tuvimos, en los planes que no llegaron a escribirse, en los encuentros que nunca ocurrieron y que me arden como quemaduras del sol.
ㅤㅤ
hay una manera en que la noche se vuelve insoportable este veinticuatro de julio, cuando el techo ni siquiera contiene el bochorno y las sábanas se me adhieren al cuerpo queriendo sujetar la tristeza que se me escapa. y en ese estado de desvelo húmedo de tanto llorar, o de tanto sudar, o quizá de tanto querer derretirme, lo único que escucho es la idea de su voz, de su risa, de su boca diciendo algo que nunca dijo, algo que me invento porque no tengo más remedio que inventar porque si no lo hago, me quedo solamente con el hueco. ya no aguanto ni una noche más con este corazón quemándose por un verano en donde algo no-ocurrió, por respirar su brisa leve. y lo peor no fue perderlo, lo peor fue nunca tenerlo del todo, no poder cerrar el duelo, no saber si el error fue mío, suyo, del mundo o de los segundos que se nos fugaron sin darnos permiso.
ㅤㅤ
en este verano yo también me estoy derritiendo. me derrito de adentro hacia afuera, desde el alma hacia los huesos, como esas flores que se abren demasiado y los pétalos se le desbordan. me caigo como un durazno pasado que ya no sirve ni para perfume. no me sostiene la fe, no me carga el deseo, no me alivia la esperanza de que todo pase, porque en el fondo no quiero que pase nada. quiero quedarme aquí, en este calor que lo llama sin llamarlo, que lo dibuja en cada reflejo, en cada vaso sudado, en cada calle donde el aire me falta. y me repito que tal vez no había manera, que quizá lo nuestro sólo era una temporada mental, un lugar donde yo quería vivir y él no quiso quedarse, sin saber yo qué habría pasado si el mundo hubiera sido un poco más suave, si el tiempo hubiera tenido otro ritmo.
ㅤㅤ
no hubo despedida mientras más pienso, porque yo jamás pude decir adiós. solo me quedó este desorden lento con el que su nombre dejó de aparecer en mi pantalla y sus brazos dejaron de ser mis alas. me quedé con un cuerpo que se enfría aunque afuera el calor reviente los termómetros. ahora que el verano se deshace y yo con él, me doy cuenta de que no tengo un solo recuerdo nítido, solo fragmentos, destellos, posibles futuros que jamás llegaron. estoy roto del alma a falta de un verano, y ya no me importa si es invierno, primavera, o si me estoy muriendo porque me estoy volviendo loco.
ㅤㅤ
y si me preguntaran en qué estación ocurre el abandono, yo no diría otoño, no diría invierno. diría esto: este infierno brillante, este júbilo falso, este resplandor que quema más de lo que alumbra. diría julio. diría que el amor no correspondido transpira sangre. que los corazones que esperan demasiado tiempo bajo el sol terminan por descomponerse sin que nadie lo note. el verano es él, porque todo lo demás (lo que vino después, lo que vino sin él) no tiene sabor, no tiene color, no tiene sentido. y yo, que alguna vez supe volar un poquito con la idea de que tal vez me quería, ahora solo camino descalza entre la piedra caliente, esperando que el calor me consuma lo suficiente para dejar de sentir. o al menos, para dejar de esperar.