Esta mañana fue algo extraña, usualmente me levanto sin ganas de asumir el rol rutinario, vi por ventana al mismo sol pero sus rayos no me golpeaban como ayer, mis pies no rehusaban a dar los primeros pasos, mi rostro no esbozaba un gesto insipido. Con la rareza del ambiente me dirigi frente al espejo, admire aquel rostro que banaglorio por segundos y desprecio el resto de interminables minutos, porque creo poseer un rostro moldeado a la estetica actual, sin embargo son mas los dias en los que veo a mi semblante como una tragedia hecha piel y carne. Que extrañeza la de hoy de sentirme conforme con mi imagen. Antes de seguir con el relato de esta singular mañana, pienso que en nosotros habitan la figura de Dios y hombre, quiza mas de uno la razon no le sea revelada, pero solo observen nuestro comportamiento, solemos ser solemnes con nosotros y despiadados tambien porque estamos hechos a imagen y semejanza de la naturaleza de nuestros pensamientos, quiza tambien es la razon del por que merodeamos por la cornisa aferrandonos voluntariamente al dolor. Bueno, eso es lo que estaba deambulando por mi cabeza esta insolita mañana, luego de vestirme me dispuse a salir a comprar para el respectivo desayuno. Afuera las calles lucian medio desoladas, podia verse a lo lejos el sol temerosamente saliendo de los horizontes, habia una que otra alma caminando inquieta como si estuviese condenada por los latidos del relo. Mientras yo caminaba solo atinaba a estancar mi mirada a cualquier estimulo que desvie mi atencion de las personas, pensando tambien que soy de hablar con la gente y evito hacer contacto lo mas posible... regresando a casa, me siento frente a la pantalla que absorbe estos pensamientos, que desgasta mi lexico y ante la cual nacen palabras que intentan esconderse en mi interior.
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