Una historia que es real.

Comencé a llorar, no recuerdo bien por que de todo lo que habías dicho minutos antes. Te miraba a los ojos, esperando algún tipo de respuesta y seguías rigido. Quería abrazarte, quería abrazarte muy fuerte, pero tenía miedo que te alejes cuando intente acercarme. Dí un paso hacia atrás, seguías sin decir nada, parecía que ni siquiera pestañabas. Dí otro paso, nada. Uno más, tampoco. Me limpié las lagrimas, me tragué todo mi amor por ti, y me fui. Me dí media vuelta y me fui sin saber donde ir. Tú eras mi hogar. Tú eras mi refugio. No había donde ir. Caminé por horas, no sabía donde estaba, mucho menos donde iba. Solo caminé. No pensaba en nada, solo lloraba. "Ya no puedo más". Por eso había comenzado a llorar.

-No entiendo como podes seguir asi.

-¿Así como? No entiendo.

-Seguir mintiendote.

-No entiendo.

-¿Qué es lo que no entendes?

-¿Por qué decis que me miento?

-Porque crees que vamos a seguir juntos.

-¿De qué hablas?

-Ya no puedo más.

-...

-Hace días, semanas, meses.

-¿Meses?

-Sí, meses.

-...

-Meses sintiendo que no puedo respirar, sintiendo que me asfixio, que me asfixias.

-¿Yo te asifixio?

-¡Si! Vos y todos tus pequeños problemas que volves gigantes.

-...

-Exageras aboslutamente todo.

-...

-Vivis con miedo.

-...

-Me volves loco.

-...

-No voy a seguir, ¡me niego a seguir así!

Hace dos meses recuerdo que te había contado algo que pocas personas conocen. Te había abierto lo más profundo de mi alma, mi herida más profunda. Lo que me cambió por siempre la vida. Eso que para ti era pequeño, yo lo volvía gigante. Aquello que me llena de miedo todos los días desde ese suceso, pequeño suceso según tú, gigante según yo. Sí, me llena de miedo, y tengo que seguir con mi vida acarriando ese miedo. Ese miedo cuando salgo de casa, cuando estoy caminando en la calle, cuando viajo en colectivo, cuando alguien se me acerca un poco de más. Pero entiendo que pienses que es un pequeño problema, no eres mujer.

Preferí tragarme todo mi amor por ti, porque me di cuenta que no lo merecías. A veces nos tratan de exageradas, de locas, pero es porque no viven la mitad de las cosas que nosotras pasamos a diario.

Espero algún día no tener miedo de caminar en la calle, viajar en colectivo o de que alguien se me acerque un poco de más.

Espero que algún día no falte ninguna. Espero que algun día dejemos de sufrir todo tipo de violencia.

Espero que algún día dejen de matarnos, dejen de abusar de nosotras, dejen de cosificarnos, que solo nos dejen ser.

Espero que algún día dejemos de decir ni una menos, porque estamos todas.