Me gusta refugiarme en la profundidad y calidad que me brindan tus brazos. Y con cada abrazo de amor, me haces pensar que no existe una realidad en la que no estés. Tiemblo de miedo de solo pensar que algún día te quieras marchar, y que permitas marcar con lágrimas cada recuerdo vivido a tu lado.
Nunca olvidaré la primera vez que pude verte. Estaba helado. "¿Cuál fue la razón?", me pregunté en ese momento. Y ahora lo tengo claro: estaba enamorado. Un amor que surgió en minutos, en segundos.
Ahora, tomando tu mano, te pido que te quedes para siempre.
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