una carta después de un tiempo

Hola, ¿cómo estás? Acá no sé cómo describir las cosas. Todo se salió un poco de control pero ahí me dí cuenta de que es más difícil de lo que creía perder el control, Valen me dice que es porque tengo un mundo lindo al que pertenecer. Siempre puedo volver cuando crea que no estoy haciendo las cosas tan bien como debería. Ahí entra otra cosa en mi cabeza: ¿Qué es lo que debería hacer bien? Sé más o menos, por eso me castigo cuando hago algo que considero malo. Hoy me dormí para ir a la psicóloga, lo cual considero malo. Porque tengo que pagar igual la sesión y porque, la verdad, quería verla. Vengo despertando deprimida así que prefiero no despertarme y hoy fue uno de esos días donde me desperté horas antes del turno y aún así decidí seguir durmiendo un rato. Prefiero no estar despierta tanto tiempo, así que trato de dormir temprano y despertarme lo más tarde que pueda. No sé un efecto colateral de qué es, pero sé ahora que el proceso no es tan lineal como creía. Me gustaría haberte escrito cuando sentía que estaba siendo divertido y sano pero entonces no tenía tantas ganas de escribirle a los fantasmas que aparecen en mi habitación cuando es la tristeza la que abraza mi espalda por las mañanas. No hablo más con vos ni ninguna de las personas que solía amar cuando nosotros también nos queríamos decidió seguir eligiendo mi presencia con el tiempo. No sabía que podía pasar pero cuando pasó todo fue muy triste y después algo liberador. Como si ya no fuera el centro de una atracción donde alimentaba a todo el que se paraba a ver con mi dolor. Creo que me terminé convirtiendo en eso pero tampoco culpo a nadie por el morbo de mirar el dolor, la preocupación y la empatía con la que mirar el dolor o por simplemente no poder verlo más. Entiendo muchas más cosas ahora pero de todas maneras la vida es algo rara y complicada...nunca lo voy a entender. Capaz no tengo que entenderlo porque es así y eso es todo. Son otras cosas las que tengo que buscar. Tengo veintidós años y quiero leer más de lo que he leído. Saborear más conocimiento del que he probado. Salar más las heridas para que cierren de una vez. Abrir todas las ventanas y puertas aunque estemos en invierno. Quiero hacer todo eso, pero no sé porqué te lo cuento. Pasaron meses desde que no te escribía y todavía más desde que ni siquiera compartimos una palabra: todas vienen de mí. Y supongo que siempre te escribo cuando se complica porque cuando la vida me abandona recuerdo que alguna vez fuiste parte del mundo lindo al cual puedo pertenecer y me pregunto si te interesaría saber al menos una de mis aventuras desde que no estás. Te estaré pensando (lo sé porque cómo no) pero tenes que saber que no esperaré respuesta alguna. Aunque no esperaría, tampoco, que pienses responder.
Resguardate esta temporada, que puede convertirse en un invierno cruel si no nos cuidamos.