Nunca tuve recuerdos de mi infancia buenos con vos. Estuviste tan ausente y presente al mismo tiempo, como si fueras un trueno que primero da señal y luego hace ruido.
Papá, crecí. No soy una nena. Ya no soy tu nena ni tu princesita. Nunca me salió decirte lo que me dolía: no poder tenerte a mi lado como las otras chicas tenían a sus papás. Nunca pude confesarte lo que me duele: tu falta de querer.
Cada insulto se siente como una daga atravesando mi pecho, pero no siento dolor. Prefiero tomarlo como una muestra de amor que no recibí. Alguna vez me preguntaste si te quería y si eras importante para mí. Fueron los cinco minutos de silencio más incómodos y tristes. No podía; las palabras no salían de mi garganta. Se quedaron atascadas porque no podía mentir. No podía mentirte con eso.
Papá, ámame. Quiero recibir un poco de tu amor. Quiero ser tan importante para vos como lo es una vida perfecta. Quiero poder decir que tengo un héroe en casa que me ama incondicionalmente sin esperar nada. Sos el primer y el único hombre que me decepcionó en la vida, y definitivamente el que más me va a doler siempre.
A mis siete años, tuve que aprender a no esperar nada de nadie, ya que vos me lo enseñaste. Tardes esperando a verte, a que llegues. Llegabas y eran los treinta minutos más felices del día, porque te abrazaba y te contaba cómo le había hecho un vestido a mi muñeca mientras fingías prestar atención.
Papá, si vos no me amas, ¿quién va a hacerlo? No tengo un héroe, no tengo una figura, no tengo amor ni mucho menos nostalgia de recuerdos juntos. No tengo nada.
"Papá ¿dónde está tu amor?"
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión