Una carrera hacia la deshumanización argentina
Mar 13, 2025
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Hace más de un año en Argentina se viene dando una serie de políticas públicas por parte del gobierno actual que compiten por ver cuál es la mejor en ejercer la crueldad, desde protocolos de represión policial sumamente arbitrarios, falta de apoyo y contención ante las consecuencias de catástrofes naturales (incendios en diversas provincias y las inundaciones en Bahía Blanca), discursos homofóbicos y transfóbicos, propaganda clasista en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que busca “limpiar” la pobreza como si las personas en situación de calle fueran basura, hasta los desfinanciamientos que invitan al cierre de instituciones y programas esenciales para la vida ciudadana como es en el caso de las universidades nacionales y la salud pública. A esto se le suma que en las últimas 24 horas se ha dado una seguidilla de eventos más que violentos que nos indican el camino de declive hacia la deshumanización de la república argentina.
Los jubilados se vienen manifestando (y siendo reprimidos) cada miércoles frente al Congreso con el reclamo de aumento de la movilidad jubilatoria desde que fue vetado el 2 de septiembre de 2024, acto que en su momento fue celebrado por el presidente y los 87 diputados que lo rechazaron con un asado en Casa Rosada, otro hecho que representativo de esta carrera hacia la apatía (y hacia la falta de respeto también, si se me permite añadir). Este miércoles 12 de marzo de 2025 los jubilados volvieron a manifestar en pos de este reclamo, pero esta vez con el apoyo de diversas hinchadas de futbol y barras bravas que se unieron a la lucha. En esta protesta hubo nuevamente una fuerte represión que resulto con un aproximado de 124 personas detenidas y 20 heridos, uno de ellos, Pablo Grillo, un fotoperiodista, que está actualmente internado luchando por su vida en el Hospital Ramos Mejía debido a que fue golpeado por la policía con una cápsula de gas lacrimógeno.
Mientras estos hechos sucedían se estaba dando en la Cámara de Diputados ciertos actos antidemocráticos: habiendo quorum para tratar la derogación de las facultades delegadas del poder ejecutivo (y un posible juicio político hacia el presidente) algunos diputados reclaman que Martín Menem (presidente de la Cámara de Diputados) iba dando excusas para no tratarla hasta que el bloque libertario decide retirarse, salvo dos diputadas, razón por la que fueron increpadas por su propio bloque al dar quorum. Al mismo tiempo en otro lado, el diputado Zago que también se quedó en la banca, comenzó a ser cuestionado por el diputado Almirón, discusión que termino en violencia física y con Martín Menem aprovechando la situación para dar por cerrada la sesión. Con este contexto y la delicada situación de Pablo Grillo se autoconvocó una marcha masiva hacia Casa Rosada con el pedido de renuncia de Patricia Bullrich, quien difundió fakes news respecto del fotoperiodista, en las donde además intentó justificar la represión alegando que este era una militante kirchnerista, como si ese hecho cambiará o aligerará la gravedad de sus actos como ministra y los de su cuerpo de seguridad.
Lo impactante de esta situación sociopolítica que atraviesa la Argentina, además de los hechos en sí mismos, es el discurso y la opinión pública que se genera alrededor de ella en los medios de comunicación masiva: las personas se han insensibilizado ante el dolor ajeno. ¿Qué nos ha pasado como pueblo para que alguien llegue a creer que está bien querer golpear jubilados o desearle la muerte a un presidente? ¿Hasta dónde hemos llegado para considerar que nuestra postura política puede justificar cualquier acto con tal de imponerla? ¿Quiénes nos creemos que somos para ejercer la justicia por mano propia o ejercer la violencia a otro ciudadano sólo por pensar diferente de nosotros? ¿Cuán lejos estamos esperando llegar en esta carrera de la crueldad? Y digo “carrera” porque pareciera que estamos buscando pisar el acelerador: ¿Esperamos acaso a llegar a una meta cuyo final sea nuestra deshumanización? Y si eso es lo que estamos haciendo la pregunta sería por qué, y quizá sea porque solo considerándonos “no-humanos” podríamos justificar el daño que le hemos hecho al otro y a nosotros mismos.
Una estrategia común en los gobiernos totalitarios es precisamente la de crear enemigos públicos: un otro al que culpar de todos los males, algo sumamente conveniente a sus objetivos y que además resulta efectivo en rasgos generales. Considero que en Argentina esto funciona todavía más debido a que alimenta la idea separatista de “la grieta”. Es mucho más fácil pensar que existen lados puramente buenos y malos, y que nosotros sabemos bien cuál es cuál. Polarizarlo todo es uno de los mecanismos de defensa más usado por nuestro “yo”, necesitamos sentir que hemos elegido bien y que estamos del lado correcto.
El problema es ¿A cuántos personas y a cuántas cosas dejamos atrás en este reduccionismo? O incluso peor ¿De qué manera nos podemos perder a nosotros mismos en ese individualismo maniqueísta? No sería errado considerar la posibilidad de que la idea de “la grieta” sea la que nos haya llevado hasta acá, quizá haya sido ese el primer paso en esta carrera. Sin embargo, lo haya sido o no, ya no se trata de eso, ahora trata sobre cómo revertir esta caída, más bien de cómo vamos a sanar las heridas que esta nos va a dejar, porque si hay un momento en el que necesitamos frenar y revertir este círculo vicioso de crueldad y apatía es este.
El otro no es mi enemigo ni siquiera si piensa contrario a mí. No dejemos caer los valores básicos de la convivencia democrática en sociedad porque si lo hacemos, si abandonamos todo sentido moral, solo nos quedará el vacío de esa caída y el alcance de esa total deshumanización. No dejemos de indignarnos, no importa si la historia se repite y estamos cansados de vernos cometer los mismos errores. No dejemos de indignarnos, aunque estemos cansados de sentir angustia y frustración ante la violencia, la indigencia y el dolor que vivimos a diario. No dejemos de indignarnos porque eso significaría firmar una sentencia para terminar con nuestra sensibilidad y empatía ante el dolor de un otro que nos necesita. No dejemos de hacerlo porque cuando eso suceda ya nada evitará que se termine la carrera.
El “somos más pueblo que milicos” de Norma Pla no solo se puede interpretar como que sustancial o numéricamente somos más ciudadanos que represores, sino que además somos esencialmente más pueblo que ideologías partidarias. Las frases como “la patria es el otro” o “el respecto irrestricto al proyecto de vida del otro (basado en el principio de no agresión, etc.)” no pueden seguir usándose tan ligeramente como mera propaganda o slogan barato de la política, tienen que ser pensadas consciente y profundamente porque si “nadie se salva solo” entonces deberíamos empezar a dejar de correr y mirar para atrás, yo creo sin duda que cuando lo hagamos nos toparemos con un “otro” tan dolido, tan cansado y tan humano como nosotros.
Fuentes:
Imagen de portada sacada de: https://www.agenciapacourondo.com.ar/violencia-institucional/feroz-represion-en-el-congreso-la-vieja-costumbre-de-bullrich-de-hacer
https://corta.com/politica/marcha-jubilados-reclamo-numeros-advertencia-gobierno-n26036
https://corta.com/politica/escandalo-furia-libertad-avanza-paso-diputados-n26038
https://www.pagina12.com.ar/810141-la-marcha-de-los-jubilados-con-los-hinchas

Filosofía Nocturna
Bievenidxs a mi divagación mental 🤔, porque si leer lo que otrxs han escrito me ha salvado la vida en más de una ocasión, escribir ✍️ me ha dado el coraje para vivirla.
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