El amor, mi amor,
no es un lugar al que llegamos,
es el calor de tus manos en las mías,
el latido firme que encuentro
cuando tu pecho es mi refugio.
No quiero llamarlo un sueño,
porque es real,
tan real como el roce de tu piel,
como la suavidad de tus palabras
que llenan el aire y mi alma.
Y sin embargo,
vivirlo es caminar despiertos en un milagro
que no quiero comprender,
solo sentir.
Pienso en Jane Eyre,
y en cómo amó con la certeza de que el amor
es un fuego que no se apaga,
tan profundo que abraza el alma
y la transforma.
Así te amo yo.
No porque seas un misterio,
sino porque eres mi verdad clara:
un amor que no tiene final,
ni necesita buscarlo.
Quiero abrazarte como se abraza un día perfecto,
sabiendo que es único
y que no se repetirá,
pero sin miedo,
porque cada instante contigo
es suficiente,
y a la vez, nunca lo es.
Porque amarte no es perseguir,
es caminar juntos,
es encontrarte en el roce de una mirada,
es elegirte cada día,
y entender que, aunque no haya final,
eso es lo que nos hace eternos.
Tú eres mi sueño cumplido,
mi amor inmenso,
no porque esté fuera de este mundo,
sino porque lo llena de vida,
de significado,
y de belleza infinita.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión