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Un recuerdo (sueño).

Aug 17, 2024

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Un recuerdo (sueño).
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Un Recuerdo (sueño). 


El agua tocaba mis yemas. No supe qué contestar, pero él tampoco insistió en escucharme. El cielo nublado, la casa detrás mío llena de merienda y risa. El pasto amarronado por el barro, y mi pálida piel que se sonrojaba por el humedal de helada. 

Intenté soplar mis manos para calentarlas. Sin embargo, el vapor de mi garganta empalideció, frenó y se congeló. Observé cómo se caía a mis pies, a la orilla del agua. 

El mar no dejaba ver el horizonte. Los pinos y las cercas eran entrometidas por la avalancha del agua. 

¨Si el agua es vida… también es muerte¨

A pesar de la inquietud que brotaba de mi sangre, permanecí inmutable, con las órbitas de los ojos enrojecidos, la lágrima a cuerda floja, la sed que carcomía los labios agrietados. 

De pronto, él ya no estaba a mi lado. Tampoco supe recordar quién fue el locutor de mi silencio en respuesta. Presentí saber de quién se trataba, y de igual manera, él ya no estaba allí, así que tan solo dejé de pensarlo y lo olvidé. 

El día chirriante a los ojos sensibles a luz blanca durmió, y la noche no esperaba en devenir. 

Mis ojos hipnotizados en el fluir de una orilla surrealista, de un mar azul mugriento, de mis pies ennegrecidos por el frío, de mis dientes encriptados y mis pestañas paralizadas. 

A pesar del miedo y la comprensión, permanecí, viendo el agua apoderarse del terreno que aún nos separaba. 

Y cuando la Luna llegó a recibirnos, ya mis rodillas enmudecidas lloraban por lo bajo del mar, aún con la impotencia de querer salir. Detrás mío, las luces de la casa se encendieron por la llegada de la oscuridad, mientras mis muñecas se inundaban. Continuaron mis caderas, que como reflejos, consiguieron parpadear tan sólo un instante. Luego, volvieron a dormir. Mi estómago perdió su cálido apogeo, sentí mis pies aferrarse a la tierra y cómo mis manos se abrían para sentir el paso del agua poderosa. Estaba sucia. De vez en cuando pegaban cosas sin nombre aparente. 

Cuando el agua llegó a mi corazón, mis ojos lloraron. Dejé de mirar a la Luna como esperanza, abandoné la tensión de mis músculos y procedí a convencerme que lo mejor sería estar relajada. Lo mejor, sería morir en paz. 

Supuse que cerrar los ojos no sería hacer trampa, y esperé hasta sentir el balance de presión entre el interior de mi pecho, que pujaba y embestía mi centro, y el agua que golpeaba sin compasión. Ya no sentí la temperatura del ambiente, e incluso comencé a entibiezarme. 

El agua drenó el nudo de garganta. Sonreí a su tacto, alcé la frente. Así moriría. 

El agua tapó mi expresión. No drené mi serenidad. Moriría. 

El agua tapó mis ojos, los cerré con mucha fuerza, escuché el tumulto dentro del universo del agua. Solté mi última respiración. El pecho ardió. 

El agua tapó todo mi cuerpo, todo mi ser. 

Morí. 

Desperté.

Me levanté. 

Sofía Milagros

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