Después de escribir un poema se me cuestiona a quemarropa y con frecuencia para quién es dedicado, me refiero a esos poemas que están escritos con una asquerosa nostalgia hacia alguien y que son perfectamente hechos como una declaración sentimental, pero preguntémonos ¿cuánta verdad hay que en que siempre escribimos para un Otro?
Lord Byron poco antes de morir en 1824 escribió:
"La esperanza, el miedo, la preocupación,
la exaltación del dolor, la fuerza del amor,
no están para que yo las comparta,
sino para arrastrar su cadena".
Pareciera que las emociones, tanto positivas como negativas, trabajan trágicamente en conjunto y en el Yo juegan más como peso individual que para conectarse o 'compartirse' con los demás.
En mi visión yo no me siento incluido dentro de ese selecto grupo de escritores que se afirman en el decir "yo escribo para mí", pero todo escritor, abarcando el ensayista, el cuentista, el novelista y sobre todo el poeta, un poco sí escribe para sí mismo; escribe para la búsqueda de una nueva significación de sus emociones a través de las palabras.
Hector Mandrioni en su libro Hombre y Poesía (1971) comenta lo siguiente y está estrechamente inclinado con mi afirmación anterior:
《 Fundamentalmente la palabra no es expresión o representación, sino significación por la que, "algo", destacándose en el horizonte de lo oculto, logra mantenerse en la validación de la presencia》.
Al mismo tiempo la subjetividad que el simbolismo hace nacer dentro de algunas de nuestras obras nos conecta, consciente o inconscientemente, con ciertos sentimientos de nosotros mismos; los cuales, con símbolos y figuras, logramos plasmar en versos confesionales dedicados a un Otro.
Entonces el poema que un poeta le escribe a su madre para agradecerle la vida entera o el poema que le escribe a su esposa por el aniversario no es dedicado del todo para ellas.
Que no se malinterprete lo que digo como injuria ni como condena moral de los poetas, al igual que hizo Platón. No pongo en duda el amor y el respeto que le tenga un poeta a las personas que aprecia en su vida o a las emociones que posea hacía ellas. A lo único a lo que me refiero es a la creación poética, con ello hablo que la escritura de un poema llega a existir a partir de la existencia de un Otro que deja variables dentro de nosotros, es decir que nos genera una experiencia determinada.
Habiendo dicho eso podremos ver el poema como el mundo que conecta al poeta, a la musa y a la emoción. Entonces un poema de amor, o llamemosle mejor un poema confesional, es dedicado a un Otro siempre y cuando se nos dedique al mismo tiempo a nuestro Yo que lo escribe.
Parafraseando a Sartre, la palabra 'escritor' vale más como soldado que como artista ya que produce un arma de lucha con el valor de un mensaje. Podemos hablar de esa lucha como una catarsis en la relación del vínculo mencionado con anterioridad entre poeta, musa y emoción, cuya dedicatoria en un poema no siempre dicta ni equivale devoción.
En esta plataforma publiqué mi poema Oxígeno de lavanda, donde hablo directo pero implícitamente de una relación. El poema iba dedicado a mi novia, con un carácter confesativo que emana inseguridad, sin embargo a los dos meses posteriores, literalmente, me separé. ¿Por qué hablo de esto que parece irrelevante? Pues bien, esto que suena baladí a todo el desarrollo anterior fue el motor de esto. Analizando el poema tras haberlo leído en dos ocasiones nuevamente y consultado con personas que también lo leyeron, lo vi dentro de un contexto asociado a la etapa negación de un duelo. Habiéndolo querido escribir en una fase de enamoramiento y dedicatoria entregada resultó que el poema se dedicaba más a decirme cómo yo me encontraba, de ahí realizo el escribir esto y el título de este lacónico ensayo.
El acto de sentarse a escribir un poema es una sanación, dándole voz a las emociones mediante el uso de las palabras y símbolos. Es una terapia imprescindible y bien mencionó Pizarnik al hablar del poeta como el gran terapeuta; escribir poesía, aquella llamada de amor, es una reflexión de nuestras percepciones dentro del alma, aunque no podremos referirnos a la poesía como metafísica bien la podríamos denominar como conocedora humana y que a su vez se avecina como una suerte de psicología para hondar en nuestro sentir.
A su vez, ese 'dedicar' poemas nos ayuda a averiguar qué nos generan las experiencias del mundo, la vida, la naturaleza, las personas, las cosas, entre otros. Citando nuevamente el libro de Mandrioni:
"Las grandes palabras líricas hallan su resolución más exitosa en la consumición interior y glorificadora del mundo del hombre".
Entonces veremos que se hará notable cómo esa poesía es un espejo que nos confronta para ver las cosas con mayor amplitud y aquella que dedicamos nos la debemos dedicar a nosotros de igual manera e igual mensaje así posibilitar la racionalización de una realidad intangible. Cada palabra funciona para entendernos y tal vez todo poema (ya no solo hablando de aquellos que dedicamos con una intimidad romántica o con reconfortante cariño) nos ayude para buscar un poco de verdad; todo es para comunicar 'algo', también para el poeta.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión