Un muñeco aprendiz

Todo comenzó en un barrio pobre, donde los niños jugaban a la pelota y un escritor fracasado por el mundo del arte pero amado por todos los observaba. Siempre tenía su muñeco de trapo que le regaló su padre, con la ilusión de que se inspire en el para crear infinitas historias, en esas historias el muñeco tenía vida tanto que el escritor anhelaba que el muñeco viviera para pasar las tardes contándole las historias que creó para el.

Un día en la noche una luz lejana vino desde el cielo asomándose a la ventana, era una hada, si un hada, morena y de sonrisa bien blanca, con cabello negro y rizado, que miro a ese escritor el cual por motivos desconocidos no fue recibido en el mundo exitoso de lo que es el arte y decidió abrirle la inspiración y darle una oportunidad de volver a estar acompañado y sonreír más y más. Le dio vida al muñeco de trapo y se fue desvaneciendo hasta llegar de nuevo al cielo como una estrella. El muñeco se quedó silencioso durante toda la noche hasta la mañana siguiente, no pudo evitar estornudar durante el desayuno dado al rocío de la noche que cayo sobre él debido a que el hada dejo entrecerrada la ventana. Luego del estornudo el escritor no lo podía creer, pensó que estaba volviéndose loco hasta que el muñeco le dijo hola de un grito. Él no quizo pensar mas y empezó a contarle todas las historias que había creado para el, el muñeco no sabia lo que era emocionarse entonces pensó que estaba pasándole algo malo debido a que sentía sus ojos llorosos. Dado a que toda la mañana estuvieron platicando se hizo de tarde y era hora de salir a ver a los chicos jugar fútbol. Salieron a verlos, el muñeco la inocencia la llevaba consigo mismo. Un rato después sin que el escritor estuviera mirando vino un joyero hacia el muñeco el cual rápidamente y sin pensarlo le dio una bolsa con la cual le dijo no la abras, ya era de noche y mantuvo la bolsa en secreto del escritor. Llego la noche y era la hora de dormir, el muñeco guardo la bolsa entre sus brazos, de repente llegaron unos hombres ya mayores y empezaron a romper toda la casa, le dijeron al muñeco sabemos que tienes la bolsa o nos las das o te mato, no sabes que este territorio es nuestro y con nosotros no se jode. Evidentemente el supuesto joyero quería estar fuera de problemas, el muñeco estaba completamente avergonzado y le dijo al escritor renegando que él nunca vio esa bolsa. Lo sostenía aquella nube que le dio el hada para acompañarlo y antes de lo esperado apareció y le dijo al muñeco, como se que tienes mucho que aprender te seguiré dando oportunidades hasta que seas un muñeco bueno, noble, con corazón, de los que ya no quedan pero si no lo cumples tu solo te darás cuenta cual camino es el correcto si el de los misterios, las mentiras o el de la sinceridad ante todo y el buen corazón.

Pasaron años y el escritor estaba en sus últimos suspiros cuando el muñeco le dijo: gracias por permitirme ser tu compañero junto a ti aprendi el camino, yo me arrepentía constantemente de mis hechos hasta que finalmente entendí que hay que ser buenos, sinceros y de un gran corazón porque en el mundo somos cada vez menos y ahora nos va a hacer falta uno de esos pocos.