Un miércoles.

Un miércoles.

Estaba yo comiéndome una ensalada cuando vi al gusano.

A veces necesito proteínas. Es lo que tiene ser vegano. Pero no, no era un anélido lo que me sorprendió en aquel interludio gastronómico. Era Lásister. Morgan Lásister. Un mal bicho.

Yo le debía dinero y aquel encuentro (él venía directo a mí), no auguraba nada bueno.

-Seguro que no te molesta que te acompañe.

-Me gusta comer solo.

-Eso que tú haces no es comer.

-Dame tres días. Tengo un asunto entre manos.

-Lo que tienes es una lechuga.

-Mira Lásister...

-¿Qué va a tomar?

-Tomaré solo café.

-¿Solo?

-Eso he dicho.

-No, ha dicho que quiere solo café, pero el café puede ser con azúcar, con leche, con chocolate, cardamomo, nuez moscada, limón, coñac, nata, hielo...

-Solo, solamente quiero un café solo.

-De acuerdo. Un café solo para el caballero. ¿Y usted necesita algo más?

-Sí, un café solamente solo.

-Eso es una redundancia.

-¿Y no tienen redundancia en la carta?

-Dos cafés solos. Enseguida se los traigo.

...

-Se ha quedado sin propina.

-Tenía razón.

-Yo también tengo mis razones.

-Sí, siempre tienes tus razones.

-¿Qué quieres decir?

-Mira, yo estaba aquí solo disfrutando de mi ensalada ¿Qué quieres?

-¿Tienes prisa?

-Sí, me urge no estar contigo.

-Antes éramos amigos.

-Antes pesaba veinte kilos menos, tenía más pelo y no me dolía la espalda. Las cosas cambian.

...

-Solamente su café solo. Y para usted otro café solo. Que lo disfruten.

...

-Creo que se burla de mí.

-Tiene un trabajo duro. Puede que la ironía le ayude a sobrellevarlo.

-Ya, y yo tengo que ser comprensivo.

-Tu nunca has comprendido nada.

-Eso es un golpe bajo.

-¿Para qué querías verme?

-Me han ofrecido dinero por matarte.

-¿Mucho?

-Lo suficiente para un crucero por el Mediterráneo.

-No parece demasiado.

-No vales más.

-¿Has aceptado?

-Me lo estoy pensando.

-¿Quién quiere que muera?

-Eso lo sabrás tú mejor que yo.

-Hay varias posibilidades. ¿No sabes con quién has hablado?

-No. Una voz de hombre al otro lado de un teléfono.

-Al menos no es mi ex mujer.

-No, ella no tiene tanto dinero, aunque le hace ilusión lo del crucero.

-¿Estáis juntos?

-Solo cuando nos vemos.

-Supongo que no debería sorprenderme.

-Las cosas cambian. Tú lo has dicho.

-Alguien decente no se acuesta con la mujer de un amigo.

-Pero tú y yo ya no somos amigos.

-¡Pues claro que no! ¿como voy a ser amigo de alguien que se lo monta con mi mujer?

-¿No te vas a comer eso?

-¿Comer? ¿Me dices que estás con mi mujer y que te han encargado matarme y crees que puedo comer algo?

-Son asuntos distintos.

-Eres un...

-Sí, lo sé, pero no hay por qué desperdiciar la comida. Aunque lo de ese plato sea para grillos.

...

-¿Les sirvo algo más?

-¿Tienen cianuro?

-Solo los martes.

-