Un lugar donde pueda estar con él

Creo que hay un amor genuino entre mi papá y yo. Creo que en estos momentos no necesita que sea otra cosa que quien soy: mi auténtica yo. Mi papá es de los que usa el humor para aliviar la tensión y no se me ocurre un acto más conmovedor y vinculante que poder reírnos juntos en estas circunstancias tan trágicas.

Mi papá me enseñó que el humor es tan necesario como respirar; sin él, la oscuridad se vuelve insoportable. Que no hay sonido más alentador que la risa, y en particular, la risa de los que queremos. Es una musicalidad vibrante que infunde esperanza. Me enseñó que el duelo es la expansión de la sustancia esencial sobre la que construimos nuestras vidas. Es un despliegue de nuestra naturaleza completa. Con mi papá descubrí esta condición inevitable y natural del ser, y eventualmente descubrí que el humor es el componente catalizador de esta transformación.

Así que me rio con mi papá en la oscuridad, imprudentemente, incluso con tristeza, pues ¿qué respuesta más profunda y honesta puede haber a estos momentos de dolor? Cuando él finalmente se haya ido, sabré que hubo eso: amor y risas tontas, hechas con un corazón pleno y amoroso, ante la eternidad. Adoro y me rio con dulzura para despedirme de él. Habrá tiempo suficiente para el silencio y el llanto.