Un jueves más.

¿Saldrás en las noches, buscándome entre gente que regresa del trabajo?

¿Saldrás corriendo por la banqueta, buscándome a la esquina de tu cuadra para ver si aún estoy?

¿Saldrás cuando el sol se apague y giré hacia ti un ventarrón que te avise lo tarde que es?

¿Saldrás a comprar alcohol barato para mojar tus labios y delirarme a tu lado?

¿Saldrás con el suéter que tiene mi rostro y las chanclas que eran solo para mí?

¿Saldrás a tirar todas mis cartas?

¿Barreras cada espacio de tu cama para quitar cada cabello que deje, cada tacto que te embrujó?

¿Tirarás cada regalo hecho para ti por mi corazón?

¿Regalaras las cosas mías que se olvidaron entre tantas despedidas?

¿Qué harás, si mi corazón arrinconado está bajo tu cama, lleno de polvo y palabras sucias que no debieron escribirse jamás?

¿Qué harás, si mis labios han besado ya otros cuerpos?

¿Qué harás si todo lo que olvide lo tienes tú, escondido en discos duros y memorias rotas?

¿Qué harás si alguien más entra a tu espacio y comienza a interesarse por ti?

¿Le mostrarás mis pantuflas moradas con moñitos o le enseñaras mis besos puestos en una hoja blanca?

¿Verás todas esas películas y series que dejamos pendientes?

Me he preguntado ya varias cosas, cansandome de la angustia mental, me respondo a cada pregunta y lejos de encontrar una genuina contestación. Suelto cada cuestionamiento al vacío, no sé qué harás. Y no importa ya, ¿Verdad?