Un fragmento de tu alma en la mía.

Nunca se fue.

Un pedacito de su alma todavía está acá, conmigo. Pertenece a cada objeto que fue parte de él. Su perfume característico aún se pasea por el aire, por su ropa guardada que aún no pienso archivar en la oscuridad.

Ya no tengo al madrugador conmigo, ya no tengo a mi cómplice de las chocolatadas frías en verano, ya no tengo con quién mirar el noticiero de la mañana. No tengo con quién pelear por darle leche al gato cuando le hace mal, y que me responda: "Pero es él el que me viene a pedir todas las mañanas", simplemente porque no sabía decirle que no al negrito.

No me gusta sentarme en el comedor de madrugada antes de salir de casa. Estoy solo y silencioso. Ya ni me entra la comida en el estómago como antes. Que rabia que tengo, ya ni puedo compartir los chistes más feos con vos.

Todavía estás acá, y al mismo tiempo no.