Un fantasma que no suelto

Otoño había llegado.

Me dí cuenta que todavía seguía usando mí bufanda con el mismo nudo doble que me enseñaste. No fue difícil darme cuenta. El silencio del mundo de ahora contrasta con tu voz quejumbrosa de siempre. Parece como si tu voz siguiera atrapada en este mundo

Yo la encadené a este mundo, y sigo añadiendo eslabones nuevos esperando que mis fantasías caigan por su peso en la realidad

Puedo sentir tu fantasma un poco más cerca cada segundo que me quedo viendo la foto de nosotros dos del verano en que nos conocimos, casi como si estuvieras a mis espaldas esperando el momento perfecto para sorprenderme. Pero ese momento nunca llega. Los días se hacen más cortos y la espera solo se alarga ¿Cuándo volverás a mí lado, gatito? ¿Podré sentir tus brazos buscándome mientras sueñas una vez más? Quizás todo esto es mi culpa. Quizás no estoy esperando lo suficiente delante de la foto. Quizás, si tan solo me mantuviera quieto un segundo más frente a aquella foto que comenzó a acumular polvo, quizás así podría volver a sentir el perfume y el calor en tu suéter de nuevo.

Dicen que el tiempo lo arregla todo pero, ¿qué sucede si yo soy el culpable que destruye todos sus avances? ¿Qué sucede si también soy el culpable de tu desaparición? Respondeme, tan solo unas pocas palabras bastarán.

Pero en el fondo sé que tus labios no se moverán. Aparentando vida con una capa de maquillaje y demostrando vacuidad con una mirada que perdió su luz por siempre ¿Será egoísta pensar que extraño cómo me perseguían esos bellos orbes negros?

Probablemente lo sea, aunque daría todo para que volvieras a escuchar mis caprichos.

Sacrificaría todo para volver a verte.

Y perdería todo para volver a amarte.