Un eclipse en mi cuarto

El pasado 2 de octubre tuvimos un eclipse anular solar conocido como “anillo de fuego”. El eclipse consistió en bloqueo de la luz del sol por parte de la luna, interfiriendo esta de forma parcial, dejando ver los bordes externos de la luna como si tuviese un anillo de luz a su alrededor.

Es cierto que para poder apreciar bien el eclipse con nuestros ojos, se requieren de lentes especiales, puesto que mirar al sol sin protección durante un eclipse provoca daños a la vista cuando se comience a liberar la luz solar del objeto que lo interfiere.

Sin embargo, hay otras formas de poder apreciar uno, gracias a un efecto óptico conocido como “difracción”. La misma se trata de la desviación de ondas cuando atraviesan un obstáculo o una abertura. Para pasarlo en concreto, el reflejo de la luz solar atravesando un objeto con alguna abertura y que caiga sobre un piso o una pared nos permitirá apreciar una sombra de algo que lo esté atravesando.

Es lo que sucedió en mi cuarto en el último evento: ya en fase de eclipse parcial, en la pared se puede apreciar que la luz solar atravesando las rendijas de una persiana tienen una sombra inusual. Sí: es la luna, es el eclipse. Cuando noté eso, recordé que existía este fenómeno óptico gracias a una foto que vi en las redes.

De hecho, había artículos noticiosos que hablaban de “lunitas” en el piso: en un eclipse en 2020, se podía observar que la luz solar se reflejaba en el suelo en forma de luna nueva atravesando las aberturas de las hojas y ramas de un árbol.

"Lunitas" en el piso. Eclipse de diciembre de 2020. Foto: Diario Huarpe de San Juan.

Entonces, puedo tranquilamente decir una frase ciertamente extraña y asombrosa, gracias a los fenómenos que nos trae el mundo de la física. Hubo un eclipse en mi cuarto.

Ahora los quiero leer a ustedes: ¿conocían este fenómeno? ¿Lo han notado? ¿Qué estaban haciendo durante el anillo de fuego de este año?