Pares semejantes
Fueron las palabras con las que me explicaron lo que somos.
Irónico que el tres nos enseñara que éramos dos.
Huí despavorido ante tal resolución.
¿Cómo a mí habría de pertenecerme tal tesoro?
Tonto de mí, sin saber que al tesoro mi ser ya le pertenecía.
Viví sin mirar de frente,
con miedo de cruzarme con tus ojos
y que ellos descifraran lo que mi alma sentía.
Caminar sin mirar al frente
es para los merecedores de la derrota,
y yo nunca me llevé bien con ella.
Por eso asumo lo que siento
y a quién le pertenezco,
pues vivir no temo.
Hoy, a mi misión llamada vida me debo.
Aquí, entre estas letras, te lo digo:
lamento romper las reglas.
Intentar conquistarte será imposible,
pero no intentarlo sería un delito,
pues mi corazón ya fue sentenciado.
Frente a muchos, y a las pruebas me remito:
hoy declaramos culpable a un corazón
por enamorarse de una obra de arte de gusto exquisito.
Alcatraz serán tus suaves manos,
que tienen a merced mi corazón.
Y esos dos ojos que me enamoran,
los faros que vigilan que,
libre,
ya no soy.
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