¿Qué hice todo este tiempo? Escribí cuentos… y me mire mucho al espejo, simbólica y literalmente. También releí Rayuela y leí el segundo tomo de los cuentos de Silvina Ocampo. Estuve entretenida, te olvidé románticamente. Las historias de los libros me resultaron mucho más excitantes que tú, porque me ofrecían justamente eso, historias.
Me resultó imposible seguir alimentando una pasión únicamente de pensamientos, porque la pasión se sostiene de irracionalidad. Es una vivencia emocional, espontánea y no-pensada.
El apasionado acarrea naturalmente las ganas de vivir ese algo que le apasiona y su imposibilidad debilita completamente al deseo. Quien tiene pasiones, a diferencia del que idealiza, contempla y anhela la imperfección, es decir, lo que puede suceder, ya que de forma imperfecta acaece la vida.
Puedo afirmar que soy pasional. Deseaba vehemente tus equivocaciones, ya que el error habita en el suceso y lo que sucede equivocadamente es también acontecimiento.
Lo posible es lo único que se imagina como pasible de suceder. Lo imposible se sueña (porque todos somos aún un poco niños), pero no se desea.
Yo ya sé que Papá Noel son mis padres.

Lucía
Me animé a publicar cuando leí que escribir, publicar y que te lean es la combinación salvadora. Uruguaya.
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