Un amor

Hasta que entendí, que en realidad, no me gusta soltar algunas veces y no importan los motivos. A mi me gusta poder experimentar la situación de distintas formas:

Cuando un amor no puede ser, me gusta sufrirlo, llorarlo y conectarme con el sentimiento de pérdida y desilusión porque pienso que las emociones se procesan sintiéndolas.

Cuando un amor no puede ser, me gusta verlo con objetividad, de lejos. Tomando la situación por lo que es, racionalizándola e intentando olvidarme de lo que quisiera que sea. Esto, de a poco.

Cuando un amor no puede ser, me gusta valorar la experiencia por más que el resultado no era el que yo quería porque sólo de la experiencia podemos aprender y quien tenga un criterio pertinente siempre podrá sacar frutos hasta de las cosechas más áridas.

Cuando un amor no puede ser, me gusta ir de a poco digiriendo las broncas, los dolores, las injusticias que sentí.

Cuando un amor no puede ser, me gusta apreciar el proceso en el que con el paso del tiempo se lo va recordando de distintas formas.

Y pesa menos y se agradece mas

y ya no duele y se recuerda como una experiencia que me enseñó.

Cuando un amor no puede ser, me gusta recordar que las personas son lo que dan y que cada uno da lo que tiene. No más, no menos.

Cuando un amor no puede ser, me gusta saber que le di todo lo mejor que tenía en mi corazón. ¿Era poco o era mucho? Era lo mejor de mí.

Cuando un amor no puede ser..