Es increíble lo que puede dolerme tu dolor, mamá. Sé que no soy la hija perfecta, pero sí el reflejo perfecto de tu sufrimiento. Sé cuando algo te toca o te lastima de forma desgarradora. Sé cuando papá lo hace.
Me duele ver que él simplemente está atrás de mujeres sin pensar en la familia, ver cómo lo cuidas y cómo lo amas incondicionalmente como un compañero de vida, sabiendo que él es más como un cuchillo esperando el momento indicado para apuñalar. Manipulador, que simplemente te hace mal y te mueve la cabeza a su manera. Pero supongo que tu amor es tan ciego como para llegar a ver eso.
Mamá, puedo defenderte a capa y espada, con el corazón y con la mente. Pero me es imposible si vos sola te entregas. Mi corazón fue apuñalado repetidas veces por ese cuchillo sólo para poder verte feliz.
Mamá, me desangro, me duele. ¿Por qué tengo que sufrir todo este dolor? ¿El amor funciona así? Mamá, quiero un papá que me ame y que sea mi ejemplo a seguir. Quiero ser el orgullo. Quiero ser una hija querida. Quiero llorar en los brazos de un papá.
Papá, ¿por qué no me amas? ¿Por qué siempre me dejaste sola? A veces te odio. Es una palabra vacía, a pesar de tener muchas razones. Papá, aunque para vos yo siempre fui una mierda, yo te quise en cada insulto que me diste, porque es lo único que pude recibir de vos: daño, dolor. Y yo lo convertí en amor, porque es la única forma de reconfortarme y hacerme sentir querida como hija, y no como un libro donde desahogas tus emociones.
Papá, yo quería ser tu nena. Yo quería ser prioridad, tu luz y el brillo que te alegrara. Papá, estoy intentando que me quieras. ¿Por qué te alejas? Papá, es mi culpa. Un día lo dijiste, y yo hoy lo acepto.
Mamá, perdón. Te amo. Papá, perdón. Te quiero.
Lo material siempre fue importante. Siempre lo valore. Pero un televisor, un celular o ropa cara no llena el vacío de aquel amor. No llena la soledad de un corazón. No me llena.
Valoro tu esfuerzo. Tiene todo el valor del mundo. ¿Por qué no le das la misma importancia a mis sentimientos?
Mamá, te decepcioné. Perdón. Perdón por no poder ser la hija perfecta que un día se pudiera casar y tener hijos con naturalidad. Mamá, perdón por amar. Perdón por llenar mi cuerpo de cicatrices como si fuera una hoja donde desecho mi dolor.
Te confesé que me sentía sola. Te confesé qué sentía que no podía. Y te pareció una estupidez, mamá. Hoy te vuelvo a decir que no puedo. Que me sigue costando. Que mi cabeza no está en paz. Yo no estoy en paz.
Y aunque nunca leas esto, mamá, te voy a amar eternamente.
Recomendados
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión