Sácame de este cuerpo,
haz que mi sombra se pierda en la multitud.
Enséñame a olvidar mi nombre,
mi cara en el espejo,
la certeza de ser alguien
cuando te miro.
Pero no me sueltes.
No todavía.
Quiero que me odies
como se odia el último cigarro
cuando el insomnio arde en la lengua,
como se odia el mar
cuando la orilla es un recuerdo
y no hay barco de vuelta.
Conduce.
Conduce hasta que el tiempo
se desplome en los semáforos,
hasta que la noche
se muerda a sí misma
y quede solo el eco
de tu risa en la nada.
Y si un autobús nos traga,
si la velocidad nos despega del mundo,
quiero que sepas
que en el choque de huesos y metal,
todavía seré tuyo.
Pero no me sueltes.
No todavía.

Giovanni Battista Manassero
Escribo para encontrar lo extraordinario en lo cotidiano, entre el absurdo, la nostalgia y el mate bien amargo.
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