En los momentos
En los que la conciencia aísla
Y la soledad aprieta,
El tiempo se ralentiza y nos asaltan
Las preguntas como cuchillas en la ducha.
Y mientras se desprenden las lágrimas
De remordimientos y miedos,
Caemos en la cuenta del pasado,
De la existencia del caos
Que nuestros mismos movimientos provocan.
Sin querer somos un felino,
Sin querer caemos en el olvido.
Y tan suave como un ladrido,
Despertamos sudando y pesados,
Alterados y maniatados.
Y tantas dudas nos asaltan
Que preferimos morir ahogados
A vivir torturados por el alma.
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