Tuve un casi algo y casi muero

Espacio blanco en mis páginas,

aurora boreal en tu mirada,

sonrisa que quiero besar

hasta dejar tatuada en mis labios,

no hablaremos de esto

hasta que explote en nuestras caras

y nos llene de humo

Soy una langosta que haces hervir,

padezco y deliro por tu mano

pero tengo tanta hambre por calidez

que lo acepto

y no hablaremos de esto

hasta que estalle la olla

y nos deje a los dos cocidos y tostados

He aprendido todo lo que necesitas,

en silencio te doy y en silencio me pides adivinar,

pero ahora lo que quieres de mí es este espacio amorfo,

quizás es esta distancia amarga que nada cura

porque me acostumbré a que mirarte sea sentir ese dolor que no va a aliviar

pero no sé cómo liberarme del anhelo de tenerte

y no hablaremos de esto

hasta que la guillotina se suelte

y las cabezas rueden y rueden

solo con mí sangre

Nada, nada vas a sanarme,

ninguna herida vas a suturar,

porque el moretón asquerosamente violeta que tengo dentro jamás se irá contigo presente,

qué tan enfermo es eso,

qué tan terrible es que aún te quiera conmigo

qué tan terrible es que tan poca cosa fuimos y tan poca cosa me diste

y que aún así te extrañe en las noches más solitarias

y en los días donde no cabe ni un alma más.

Darle nombre a algo

es darle poder a algo,

pero cómo es que soy esclavo de lo que nunca nos atrevimos a nombrar.

No hablaremos de esto,

porque a ella le dices amor,

a ella le dices como me solías decir,

y aunque haya una parte de ti en el aire

yo sé que no hay nada de mí en el tuyo

y poco puedo yo hacer,

aunque explote, hierva y degolle

porque quizá fue solo a mí.

Así que hablamos, pero no de esto,

jamás de esto,

de esto que se guarda bien profundo en el ropero,

de esto que nunca llegó a ser antes de morir,

de esto que me hizo morir en un destello y que luego me hizo desvanecer en muerte,

de esto que no se habla.