En un rincón, tus manos ya buscaban las mías,
como si el tiempo pudiera recogerse del suelo.
Inventábamos motivos,
cualquier excusa bastaba
para acercarnos sin decirlo.
Recostada en tu pecho,
memoricé el ritmo de tu corazón,
esperando con esperanza
que latiera por mi, jamás pensé que tus ojos me traicionarán
Tú y yo, tomados de la mano,
recorriendo la ciudad
como si el amor fuera eterno.
Nos miraban con ternura,
como si supieran que nos amabamos.
Pero nadie vio que lo nuestro
ya se deshacía al borde del día.
Y cuando llegó la noche,
tu corazón siguió latiendo
solo que ya no estaba yo ahí
para escucharlo.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión