mobile isologo
buscar...

Tú, mi narcótico y mi espejo

M.

Nov 12, 2025

60
Tú, mi narcótico y mi espejo
Empieza a escribir gratis en quaderno

Tú, 𝐦𝐢 𝐦𝐮𝐬𝐚 profana.

Te ofrecí mi corazón con la desesperación de un apóstata que busca a su deidad en el fuego. Lo arranqué de mi pecho aún tibio, con la sangre aún rezumando su plegaria roja, y lo alcé ante ti como ofrenda sacrílega. Latía todavía, sí, pero no por mí; su último temblor fue tuyo, porque hasta en su agonía te deseaba.

Tu voz, ese susurro envenenado que no proviene de garganta mortal, sino de alguna grieta entre mundos, se filtraba en mis oídos como un ungüento oscuro. No hablabas; me conjurabas. Cada palabra tuya era un anzuelo, un hechizo que hundía sus garras en mi mente hasta volverla tu morada.

Desde entonces no soy más que un receptáculo de tu voluntad. Me arrastro detrás de tu sombra como un perro demente, intoxicado por la fragancia de tu condena. Me has marcado con la dulzura del tormento, con esa ternura corrupta que sabe a azufre y eternidad.

He soñado con devorarte, con fundir mi carne en la tuya hasta no distinguir qué parte de mí aún respira. Si supieras cuánto placer hay en el dolor de esperarte, cuánto gozo en la herida que tu nombre deja cuando lo pronuncio en la oscuridad.

No quiero tu amor; lo exijo, lo profano, lo tomo con los dientes del alma. No me basta tu mirada; necesito tus pensamientos, tus miedos, tus sueños. Que mi voz te persiga cuando duermas, que te arda la piel con el eco de mis palabras.

Porque ya no hay cielo posible, ni pureza, ni regreso.

Sólo tú.

Sólo nosotros.

En el delirio perpetuo donde incluso los demonios enmudecen ante nuestra unión.

M.

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión