No sé en qué momento comenzó a dolerme tu presencia.
Al principio era curiosidad,
una chispa cálida en medio de mi noche interminable.
Pero luego…
fuiste entrando en mí como la luz por una grieta,
hasta que ya no pude ignorarlo.
Me haces sentir cosas que olvidé hace siglos.
Me haces temblar,
no de sed,
sino de algo más profundo.
Algo que no entiendo.
Algo que se parece al amor.
Pero el amor en mí no es inocente.
Tiene sombras.
Tiene hambre.
Tiene miedo.
Porque cuando te tengo cerca,
mi cuerpo recuerda lo que es desear…
y mi instinto quiere poseerte.
No solo con caricias.
Con colmillos.
Con esa parte de mí que nunca dejará de ser oscuridad.
Y aun así, cuando me miras,
cuando sonríes con esa paz que yo nunca tendré,
siento que podría romper cada parte de mí solo para no romperte a ti.
Tú me haces querer resistir.
Tú me haces querer huir.
Porque tú eres vida,
y yo soy la muerte que camina.
Y no sé si pueda amarte sin herirte.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión