me paro desnuda frente a ti
desesperadamente me veo tuya,
me abandono en tus labios
y ahora soy huérfana
pues ya solo sé saberme de tus manos.
guardo mi dolor en el cajón de tu corazón,
y me das la fe de que cargarás con él:
aseguras que nunca lloraré.
me cuidas con tu vida,
cargas con la pena y me arrullas
a cambio te doy mi poesía
la recito mientras curas mis cicatrices
por jugar con el fuego de la nostalgia.
tu cuerpo se convierte en un armario,
con cajones y compartimentos pequeños,
allí cuelgo mi piel y mi ropa,
la misma con la que lloro cuando no estás
o cuando sufro la humillación.
llevas puesto cada sufrimiento mío
y yo desnuda,
te beso buscando consuelo.
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