hace unos días ya,
veo pequeñas manchas de sangre en mi casa.
en mi silla de escritorio,
en la mesa del comedor,
en la pileta del baño.
el té de mis mañanas,
antes verde, ahora bordó.
ayer a la tarde mi escritos,
antes negro sobre blanco, ahora ilegibles.
mi pensar,
antes brillante, ahora opaco.
mi sentir,
antes amarillo, naranja, verde;
ahora negro.
todo es tan,
tan rojo que ya es negro.
en mi cama, un charco de sangre.
me reviso el cuerpo en busca de la fuente.
no hay nada.
no puedo ubicar la herida.
solo me queda pensar:
lo roto no está a la vista.
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