Empieza a escribir gratis en quaderno— S.
No hubo estrellas cuando te vi y ningún corazón dio ningún vuelco. Sin embargo, fue urgente hacer algo: arrojar mi anillo al río, pulverizar una palabra, llamarte por tu nombre.
Fue de vida o de ausencias que me preguntaras si creía en Dios, si bailaba desnuda, si tomaba el mate amargo o si el espejo me daba vértigo.
En ese entonces otra, lo ajeno, lo velado, ya eras alguien para mí.
¿Cómo decirlo? Alguien, un suceso extraordinario.
No hubo estrellas, solo dos y una puerta entreabierta para desde siempre.
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