CONTRASTES Y CONTRADICCIONES
Es hermoso escribir sobre contrastes y contradicciones; es como describir al ser humano, aunque no existe tal como una naturaleza humana, hay patrones chocantes de deseo, racionalización, idealización e intento de uso de lógica para explicar lo ilógico, que caracterizan nuestro desenvolvimiento en el mundo. La ironía, la contraposición de paradigmas, tesis y antítesis, el absurdo del pensamiento y las ideas paradójicas son un deleite de abordar y exhibir. Es un error pensar que en la contrariedad existe necesariamente exclusión cuando de un concepto abstracto se trata; por ejemplo, ansia de libertad contra necesidad de contención y seguridad. Es normal pensar que la libertad es opuesta a la contención y que son mutuamente excluyentes. El problema es que la libertad sólo existe en contraste con el control. Lo mismo pasa con el amor; al pensar en su contrario, puede llegar a nuestra mente, obviamente, el odio, o por sintaxis, más obvio aún, el desamor. No obstante, ni odio ni desamor, significan ausencia de amor. Son conceptos necesarios para darle significado a ese ideal abstracto que requerimos para vivir.
Seguimos Estrellas de Belén, que vemos difusas como un miope tuerto, sin saber si, en efecto, se trata de una estrella, un avión o un objeto volador no identificado, a lo mejor. Quienes viven tienen una, no importa qué tan infantil sea el concepto; buscamos toda la vida amor o libertad, seguimiento de doctrinas que puedan brindar confort o el eterno paraíso que promete la religión. Escudriñamos en la vida por el sentido de esta, cuando no lo encontramos, anhelamos un más allá, esperanzados en que la búsqueda no haya sido en vano. Desconocemos que el sentido de la vida está en la vida misma, que sentir es el sentido y que no hay estrella a la cual seguir. Es una ironía monumental, que ignoremos los instantes de belleza, para lamentarnos de los momentos repulsivos y finalmente, ansiemos que exista algo más.
AMO CÓMO AMO
Amo como amo el calorcito tibio
y el momento en el que sientes que el Sol te achicharra,
o como una brisa frijolita
y un frío gélido que te suelta los mocos,
o como la risa contenida de un desconocido cuando te resbalas
y el silencio incómodo de un elevador,
o como el saludo de abrazo de un amigo
y la mentada de madre en el tráfico,
o como snackear mandarinitas dulces
y llenarte con una amarga toronja,
o como mirar el cielo azul, despejado
y ver los charcos cuando está gris, lluvioso;
como el agua de horchata de tu taquería favorita
y el café negro de un velorio,
como conocer al amor de tu vida
y despedirse para siempre,
como la vergüenza alegre al no poder dejar de reír
y la pudorosa al no poder dejar de llorar,
como decir todo en una palabra
y redundar por no tener nada que decir,
como simpleza
y complejidad;
casa y calle,
día y noche,
tranquilidad y nervios,
bosque y montaña,
océano y desierto;
brincar, acostarse, sólo, acompañado.
Amo la vida y se acaba y amo como amo amar.
DE LA VIDA EN TODO SU ESPLENDOR
Camino de quien vive sin decoro,
camino de asfalto seco y sonido de carro,
con olor a excremento de perro y sudor.
Error en ver vida sólo en la flor,
quien no bebe vida en amarga bebida,
no vive en todo su esplendor;
y no existe vida a medias, es vida completa
o en, su defecto, la ausencia perfecta:
muerte completa, permuta correcta.
Camino de quien vive de pasión,
camino de lago sereno y cantos de alción,
con olor a campos de girasol y pasto cortado.
Error en ver sólo desesperanza,
quien se ahoga en amargo trago,
vive en alabanza a la subrepción.
CARTA DE AMOR A UN AMIGO
Ciudad de México a 12 de diciembre del 2023
(…) ¡Hola, amigo!
Me pesa profundamente que te hayas estado sintiendo así; al mismo tiempo, me alegra muchísimo que te haya parecido buena idea este espacio de expresión y reflexión y me alegra más aún que, al escribirme, te hayas sentido mejor que el resto del día. Está bien no saber sobre qué escribir, entiendo la frustración de creer que la escritura nos dará claridad con respecto a nuestra perspectiva de la vida, sobre qué nos sucede, qué pensamos en realidad y esperar que pueda salir una creación abrazadora (sí, con z… de abrazo, no de brasa), sólo para recibir un madrazo de realidad al encontrar que nuestra mente está negada a encontrar respuestas; justo buscando claridad y encontrando distracción, que es una solución sumamente momentánea. No sé si te ha pasado, que mientras tratas de distraerte, de repente se entromete una especie de ansiedad en el recuerdo de que, cuando acabe esa distracción, te sentirás igual de mal que como estabas antes de empezar la actividad con la que te intentabas desconectar de tus males.
Creo que no me habías platicado sobre ese pensamiento sobre la distracción como una forma de olvidar la vida, si sí lo hiciste, me disculpo por no recordarlo. Concuerdo completamente y me parece tristísimo, por eso no me gusta decir “voy a distraerme un rato” cuando voy a hacer algo y, aún menos, cuando se trata de estar con ustedes; sabes que me gusta mucho ponerle toda mi atención a lo que estoy viviendo, ya sean emociones negativas o positivas, entonces no lo veo como desconectarme de una vida culera, sino como parte de una vida con altibajos. Creo que (…) lo dice bastante y me gusta que funjamos como escape a alguna situación que le lastima, pero siento algo de compasión o tristeza ajena por lo que “distraerse” significa para mí. Realmente creo que cada eventualidad en nuestra vida merece y requiere nuestra absoluta atención aunque también hay muchísimo valor en soltar y dejar ir, tanto las emociones positivas, como las negativas.
- No quiero irme…
- Lo sé, pero todo acaba.
- Siento que dejamos algo al levantarnos…
- Yo también, siento nuestras sombras ahí sentadas aún.
¿Lo recuerdas? Es eso a lo que me refería el día de los sandwichitos. Me dolió muchísimo, como una punzada en el alma, dejar ese momento de absoluta tranquilidad, honestidad y comodidad con ustedes y me habría gustado que fuera para siempre, pero sé que hay que seguir; que hay valor en la incomodidad, la tristeza, la angustia, el desgano y la desesperanza, el mismo valor que hay en el amor, la alegría, el éxtasis absoluto y la comodidad. Sabía que no me volvería a sentir como ese día, se los dije, pero que a la vez, sabía que habrían más días como esos. No sabía cuándo ni dónde, pero resultó que todos los días tienen momentos así, sólo no me había dado cuenta. Faltaba el anhelo, la persecución de ese sentimiento, para darme cuenta de que siempre existen momentos como ese. Creo que (…) nos entendería muy bien a ambos… Pristine Surroundings, Fleeting Sense, Absence of Belongingness, Alone???, Catching Air… Cabrón, Fleeting Sense se siente así, como levantarse del pasto, sabiendo que el momento tiene que transicionar; no sé si fuera la intención, pero realmente lo siento de esa forma. Definitivamente, distraerse es no vivir y no vivir es morir.
Me llena de amor oírte y leerte hablar sobre (…), lo interpreto siempre como un lugar seguro para tu mente y tu corazón, aunque me preocupa un poco que te refieras a ello como “olvidarte de tu vida”, sabiendo ahora lo que significa eso para ti. Aun así, me alegra mucho saber que sonríes, te diviertes, disfrutas y, en pocas palabras, eres feliz, no porque te olvides de todo, sino porque has encontrado un lugar donde puedes sentir eso. Sumamente fácil decirlo, terriblemente difícil lograrlo, pero trata de encontrar eso en todo lo que puedas, pues como mencioné antes, nada dura para siempre, pero podemos volver a sentir cosas similares. Creo que sé, por lo que me has platicado, que la transición que has estado pasando, de no sentir a sentir mucho ha sido sumamente abrumadora y que eso te puede hacer creer que quieres volver a no sentir, pero que a la vez, sientes la tristeza, angustia, ansiedad, etc. que ya te permitiste sentir; por eso te digo lo de buscar emociones positivas donde puedas, no como distracción de lo malo, sino eso y lo malo en conjunto porque ESO es vivir, la experiencia del todo.
Me alegra muchísimo que estés hablando de nuevo con (…), cuando me contaste sobre el abandono y cómo creías que nunca sería lo mismo, se me partió el corazón, pero creo que tanto yo, como elle, creemos que no es así. Ultrajando su privacidad, me contó que estaban un poco distantes, desconectadxs, que había que arreglar algunas cosas, le dije que sonaba reparable y me dijo que sí, que eso era lo que quería. Aún te ve como una de sus personas especiales, así que no te atormentes, no te mortifiques. Creo que la solución es entrega y honestidad emocional e intelectual. Aunque no le conozco tanto, se me hace de las personas más bonitas y genuinas que he conocido en mi vida y me alegra muchísimo haber tenido el valor de mandarle el link de (…), se ha convertido en mi daily chat y me encanta conocerle y contarle cosas, me genera una confianza increíble y ya le he contado cosas de mí que a casi nadie. ¿Sí vieron (…)? ¿Cómo les fue? ¡Cuéntamelo todo! O cuéntame con lo que te sientas cómodo.
Ahora, esto no sería una carta si no te cuento cómo la he pasado estos últimos días y menos aun cuando yo te dije que podría contarte lo suficiente como para escribir una novela. El fin de semana bebí y me mantuve con energías como casi nunca. Algo que creo que vale la pena contar es del sábado. Fui a la comida de navidad de (…), de lxs hermanxs de mi abuelo. (…), mi prima, hija de (…), estuvo sentada sola durante horas, mientras yo empedaba brutalmente con mis primxs y tíxs. Estaba con sus audífonos, llegué bien acá y le pregunté qué escuchaba, me enseñó su celular y se estaba reproduciendo Sweet to Dream de Jordana y TV Girl. La busqué inmediatamente y la guardé; la terminé escuchando dos días después, pero vaya canción hermosa, te la recomiendo muchísimo, creo que a ti especialmente te gustaría bastante. Se quitó los audífonos y le pregunté si estaba invadiendo su privacidad, me dijo que no y tuvimos una conversación muy muy alegre e introspectiva. Sentí algo extraño, como una especie de mezcla entre nostalgia, melancolía y felicidad. Aún no logro hacerle sentido completamente a la razón de dichos sentimientos. También conviví mucho con mi prima (…), me cae increíble, se parece mucho a mí y me hace sumamente feliz platicar y hacer chistes con ella; ella es, definitivamente, mi prima favorita después de (…) y resultó ser que (…) conoce a su hermano, (…). Me enteré de que fue una mierda de persona. Me gustaría decir que me sorprendió, aunque la verdad es que nunca me ha caído muy bien y es algo que me podría esperar de él. Terminé durmiendo como a las seis de la mañana por estar platicando y tomando con mi hermano y mi mamá ya en casa. Al día siguiente, el domingo, desperté temprano y planeamos dónde comer con la familia de (…), pues en la semana sería su cumpleaños. Recomendé El Peribán, es un restaurante de carnitas y barbacoa muy bueno, iba mucho con (…) y su papá. Decidieron hacerme caso, cosa que, al llegar, detonó un sentimiento atormentador, no porque fuera malo, sino porque, justamente, no sabía identificar si era malo o bueno. De todas formas me la pasé increíble y, al final, llegué a descansar y ver (…).
Hoy me tocó dar una mordidita en el Reclusorio Norte. Dejé mi coche en un lugar apartado, en la calle, pero al estar caminando en dirección al juzgado, vi a dos policías checando los coches de cerca. Dije “ya valió, igual y si me apuro, no llegan al mío”. Traté de apresurarme, pero fallé, lo peor es que me vieron, los saludé y todo. Cuando regresé, estaban parados alrededor de mi preciosa nave, que lleva sucia desde hace semanas. LOS ATRAVESÉ COMO SI NADA, COHETES, CALIBRE 50, NI UN RASGUÑO. Abrí mi puerta mientras les decía “buenas, oficiales”, tratando de hacerme wey. Uno de ellos me preguntó si era mi coche, lo vi por encima del marco de la puerta con cara de ‘¿tú qué crees?’. – Sí, ¿por qué? – Contesté y me gustaría decir que su respuesta mandó choques eléctricos por mi columna, pero no fue así, fue completamente esperada:
- No se puede estacionar aquí.
- No se preocupe, ya me voy.
- No, joven, amerita una multa.
- … Oficial, usted no puede multar ¿o sí?
- No, estamos actuando en auxilio de la policía de tránsito, vamos a tener que retenerlo en lo que llamamos a nuestros compañeros.
- A ver… la multa es de $200, ¿no? [yo estaba REZANDO que no se supiera de cuánto era la multa porque, según yo, es como de $800] ¿Por qué no le doy a usted media multa y así les ahorra el trabajo a sus compañeros de tránsito y a mí me ahorra el tiempo de ir a pagarla?
- ¿$100 nada más?
- Media multa nada más.
(Abrí mi cartera para ver que sí trajera $100 y que el cabrón me dice)
- Ahí trae más…
(traía un $500 y él lo vio)
- Nombre oficial, me conviene mil veces más la multa, ‘hora sí que le estoy tratando de apoyar aunque usted esté usurpando funciones ¿y me trata de ver la cara así?
Sólo me respondió:
- Órale, licenciado, con los cien está bien.
No mides lo bien que me sentí, el verdadero significado de conocimiento es poder, pero agregándole labia y seguridad.
PD: Me encantó la frase “tendrás correspondencia”, le encuentro una ironía preciosa a los significados de correspondencia que aplican, como correspondencia en su sentido de correo o carta, correspondencia como la acción recíproca de corresponder (sentimientos, pensamientos, etc.) y correspondencia como acción mutua de responder.
Te mando un abrazo con muchísimo cariño,
André.
:D
COMPLEJO DE IMPOSTOR
Todos los días me disfrazo de abogado formal, recto, serio; siendo en realidad, un ente laxo, flotando en amor; un impostor, que adora los cielos azules y los charcos sucios, aunque se arruinen mis trajes, zapatos y calcetas cuando brinco sobre ellos; un mentiroso, que abraza y saluda con gusto a los autómatas que representan la represión del Estado, para luego interponerse en su trabajo.
Pero no parecen tan robóticos cuando llego a pedirles algo llorando, sonriendo o dormitando, sabiendo que mi trabajo es evitar que cumplan su objetivo, aun así, corresponden mi amor.
Me pregunto, entonces, si no soy el único impostor y hay más personas disfrazadas de algo que no son, con trajes cuadrados de cajas donde no entra afección, máscaras de metal y letreros de cartón que dicen: aquí, por luces, olores y texturas, no hay admiración, pero que, al reconocer a otro impostor, sonríe su corazón.
Mi cabeza divaga dudando, sobre si ese hombre de mal humor, con su traje negro y corbata lisa, empieza su día sintiendo amor; si acabando su pesada jornada, sale a reír o sentir la brisa.
Me pregunto a diario, cuando despierto en medio del día y noto que estoy amando, si tú también mirabas las hojas caer, el cielo rosa al atardecer, las nubes brillando con reflejos de plata a las seis o la luz dorada que entraba por la ventana a las tres cuarenta y tres, efímera, pero permanente, casi sólida, casi caliente.
Me pregunto todos los días si también eras un impostor, si aunque no lo pareciera, también sabías amar, si tal vez también amabas a todos los animales, todos los climas, todas las flores, todo, con todos sus olores y colores. Me pregunto si alguna vez te amaste a ti misma siquiera, tal vez tu disfraz solo era mucho mejor que el de los demás.
ARTE EN EL AMOR AL ARTE
Dicen que al artista le inspira el sufrimiento, pero el mejor arte nace del amor, por algo amar tiene arte cuando es para ti. Todo artista, sin importar qué tan atormentado, quiere que alguien le diga; quiero amarte.
Dejan el deseo de amor de lado por anhelo de admiración y claro, el amor es escaso. El arte lúgubre, como aplastar una mosca con la mano, publicado por un supuesto desquiciado ha logrado hacer sentir al desesperanzado que ha llegado otro allegado que no conoce el lujo de no tener que buscar trabajo, que odia al senado porque todos han cenado caviar y langosta.
Y está bien, también los desprecio y a sus necios brindis de apotecio, tragando paramecio de agua estancada a sobreprecio, pero no dejo que la bilis arruine mi almuerzo, si hay que mezclar azúcar para contrarrestar la amargura con dulzura, pues la mezclo.
En un mundo, cuyo entorno gira en torno a la miseria, cuando la academia homenajea a quien más tristeza refleja, cuando la temida y admirada muerte es de todo lo que se habla, permitirte sentir la vida en aras del amor es un acto de rebeldía.
Ardía el día a día por el nimio ignoto designio ígneo de guerra de unos cuantos tontos, anoto al son de notas bélicas que noto en el aire, mientras sus actos nefandos provocan espantosos llantos a tantos. Blandos bandos hermanos olvidan que son humanos cuando antagonizan los conceptos que utilizan aunque simbolizan la misma aspiración. Detalles que hostilizan a grupos afines y desmoralizan a quienes tenían la misma meta e intención, finalmente garantizan victoria a quienes caracterizan la verdadera oposición, quienes comercializan con el supuesto conflicto que individualizan de facción contra facción.
El odio no hace arte, el arte lo hace el amor; porque en el territorio del día más desolador, se esconde el recuerdo de un día mejor; porque en el transitorio miedo a la muerte, salta el constante anhelo de vida. Precisamente en el vehemente deseo de vivir del artista que conscientemente alude a la muerte constantemente, ve su mente, que ve que miente definitivamente.
Ser cerrado ser, de filo serrado, cortaría la jaula donde está encerrado, si no hubiera herrado al caballo errado; saldría desbocado hacia el mundo real. Desgarradora esperanza cuando el antiguo niño enjaulado por la crianza es golpeado con la lanza de venganza de realidad que es el amor. Como invertir un reloj de arena, vuelve a amar y sentir como niño el señor. Desgarradora pues Cronos, a su sobrino Helios, devoró; ahora el viejo infante está más cerca de Tánatos, pasa su vida con abrazos de Nicté e Hipnos. Lo sacaron de un golpe de su jaula de vejez, donde no podía ver la luz del Sol y recordó cómo amaba cuando fue niño aquella vez. Ahora busca de Helios calidez, pero duerme en el día y pernocta por estrés. Pobre su alma, hambrienta de pasiones, pobre su corazón, tacaño de emociones, pobres de sus ojos que no ven nada aunque funcionen, pobre de su garganta, que nudos atados tiene mil millones.
CUESTIÓN DE LIBERTAD
¿Por qué cierras los ojos si no es para oír mejor la música? No obstruyas la vista, cuando aquello no implique reputar gloriosos coros de natura acústica.
Explícame por qué decides no escuchar el esbozo de paz en tu caótico entorno si no estás demasiado ocupado saboreando los sentimientos de quien ama cocinar.
No comprendo la razón para no prestar atención a la curiosa sensación que causa en tu piel el tacto de otro ser o tocar el pasto con las manos y los pies, o palpar la guija húmeda de un río, compararla con lo seco del pavimento a mediodía.
Por qué entrar a una grandiosa construcción y no mirar su estilo barroco, no identificar el sentir de una rústica puerta de madera, complementarlo con el sonido craquelado y su agudo rechinar. Cómo ignorar que huele a antigüedad, cómo no notar el lumínico rayo de Sol cruzando el vitral que no erradica la errática obscuridad ecléctica.
¿Por qué te aprisionas en tu mente y dejas de sentir? Te recluyes en monólogos y te olvidas de vivir. Ya eres esclavo de tanto, para serlo también de ti.
Prisionero de amor romántico, prisionero del capital, prisionero de canto bélico, prisionero de lo normal. Prisionero de la doctrina, prisionero de orgullo nacional, prisionero del individualismo, prisionero de la norma social.
Prisionero del Estado, prisionero de la jornada laboral, prisionero del estrato, prisionero de la burguesía global. Prisionero de la urbe, prisionero del abuso rural, prisionero de la raza y de la nula movilidad.
Prisionero, prisionero, prisionero, prisionero.
Pero nadie es dueño de tu mente confinada, no te subyugues ante el calabozo de voluntad encarcelada, pues sólo tú puedes decidir ser libre de sentir.
GRACIAS, LO SIENTO
A ti, lectora
A ti, lectore
A ti, lector
Ya te he regañado suficiente, sabe que es con cariño;
ya he aleccionado bastante, sabe que es con amor.
A ti, infante lacerado; te abrazo a ti y a tu dolor.
Imberbe soñador, cuerpo y alma ultrajados por atroz artífice de la herida,
depredado candor, compadezco por el desfalco a la inocencia en tu vida,
adolorido zagal de voluntad sometida, lo siento tanto.
Te agradezco por tu fortaleza y a tu suerte de canino callejero, por no dejarte ir y brindarte la oportunidad de volver a sentir. Lamento que hayas tenido que cubrir tus lesiones con ego y desinterés, cerrar tus puertos ante la otredad tal que invasión al genovés y después de izar una bandera negra, erigir un monumental muro de cantera, esconderte tras el acero de majestuosa armadura, sentir al corazón aún lastimado.
Te agradezco tanto por haber enseñado, inexperto maestro, por haber aprendido, amante autodidacta. Lamento con todo mi ser que hayas tenido que odiar quién sabe cuánto, que hayas decidido lastimar y hacer daño, habría deseado que mantuvieras esa ingenuidad intacta.
Gracias por vislumbrar el camino, por mantener viva la llama, por pedir ayuda aunque nadie escuchaba, por sobrevivir tanta ira, inmortalizar tu filosofía en pergaminos de dolor cual antiguo escriba atormentado por algún perverso dios de la muerte. Aunque no lo sabías yo pude leerte y puedo todavía, guardo tus textos como un tesoro invaluable, trato de entenderte.
Lo siento y gracias, finalmente, pues no sé si te habría parecido que usara tu dolor para hacer poesía, no sé qué habrías pensado si te vieras hoy en día, tal vez te odiarías igual que como te odiabas en aquél entonces; entonces, sabe que te amo, te abrazo. Gracias, lo siento tanto.
PARADERO DE RECARGA
Veo en tus ojos fatiga emocional,
desmoronamiento y derrumbe mental,
se han quemado bosques y han vuelto a florecer.
Nada fue tan eterno como parecía ser,
déjame abrazarte y besar tu desasosiego incidental,
tomemos una siesta que nos devuelva el aliento.
Descanso de un momento para recuperar la fuerza,
despertar en la mañana con un bostezo de viveza
y rayos de Sol
y la mirada tuya.
POEMA COMO UN CAMPO
Precioso venado marrón con motas blancas cruza a diario un campo floral,
le da el espacio al axis, de abordar el eje principal de su línea del pensar.
Despistado ser vivo cruza el prado, curiosos patrones que forman las flores,
tierno ciervo curioso, contempla si están ahí por cuestiones de azar.
Si tan sólo supiera que todo está ahí con una intención,
que no hay nota de olor que no esté por alguna razón.
Apreciaría más el campo si supiera que es por algo,
que cada color de cada flor fue colocado a mano para él.
TODO EN CADA
Fragmento mi alma en cada palabra;
un caníbal sirviendo a sus comensales su propia piel,
sombrío para quien no gusta consumir de alguien
dulzura y hiel.
Creyente de la belleza en la actividad macabra
de abrir las puertas del cielo y el infierno
para quien quiera cruzarlas y ver lo que hay dentro;
apóstata y fiel.
Dejo mi ser en cada símbolo de incomodidad y calidez,
cada cándida contradicción es un deguste de juez
al sazón del son por el que danza el corazón;
fiesta de hidromiel.
Ópalo quebradizo y frágil, qué hermoso es,
rómpelo si quieres, repáralo si puedes;
artesanías de las entrañas, son adictivas ¿no lo crees?
Almas en papel.
NAVEGANTE DE VIDA
Náufrago de la isla de tristezas,
varado por años, presa de la existencia sin certeza.
La fuerza de su apetencia por navegar
impulsó su naturaleza de explorador.
Juntando pedazos de alma,
amarrados con cuerda de amistad y
como pudo, confeccionando una vela
tejida con hilos de esperanza;
una balsa humilde fue lo que construyó,
simple, austera y cercana a la destrucción,
mas acogedora y suficiente para su éxodo.
La disfruta más que a su pasado ostentoso navío.
Por los archipiélagos de introspección,
por las islas de la razón y la península de duda,
pisó las costas de lo perecedero y,
buscando el tesoro escondido de sentido, encontró respuesta.
RIDÍCULA PROYECCIÓN
Abrí los ojos, me encontraba frente a una persona desconocida quien parecía apenas haber despertado también – ¿Hola? – musité – ¿En dónde estamos?
– En ningún lugar… ¿No ves que no hay nada alrededor?
Miré a los lados, detrás de mí, detrás de la persona, arriba, abajo; era verdad, sólo estábamos él y yo. Me sorprendió la calma en la que se hallaba; aunque no me explicaba por qué, aún en mi conmoción, lograba sentir la misma calma que lo envolvía. Era porque en ese momento, lo único que conocía era a mí, al señor de enfrente y la nada, no tenía razones para sentir otra cosa. – ¿Quién es usted? – pregunté en voz baja, aunque la ausencia de cualquier otro sonido potenciaba mi voz.
– Nadie, no tengo nombre ni edad, tampoco tenía género hasta hace un instante.
– ¿Y yo? – Me empezó a incomodar hacer preguntas, pero a él no parecía molestarle responder, aunque era claro que no me hablaría si yo no preguntaba.
– ¿Tú qué?... ¿Cómo te ves? ¿Quién eres? – Logré identificar lo que me incomodaba, no sabía qué preguntar, pues no sabía nada y él no iba a explicar de más. Me lo hizo saber con su última respuesta, debía especificar.
– Y yo… ¿Tengo nombre?
– Aún no – Respondió sonriente al notar que ya me había dado cuenta.
– ¿Género?
El anciano dudó, lo meditó un momento – No, todavía no.
– ¿Cómo lo sabe? ¿No se nota en mi voz? ¿Cómo me veo? ¿Cómo hablo? – En mi tono se notaba la creciente frustración, crecían las dudas y pregunta tras pregunta se colaban en mi mente.
– Lo sé porque no lo has dicho, hago nota de todo lo que dices y piensas. Verás, aquí nada existe de forma natural, sólo existe lo que es creado y, mientras más larga sea nuestra conversación, más cosas son creadas. Observa; ¿En qué idioma nos estamos comunicando?
– Pues español.
– ¿Y de dónde viene el español?
– Pues de España ¿A qué va con todo esto, anciano?
– Ahora existe el español y España ¿Qué más existe?
– Nada – Trato de pensar en algo más, pero no se me ocurre nada, mientras mi cabeza se inunda de dudas que no tenía antes ¿Cómo sé el nombre del idioma y el país? ¿Cómo sé siquiera qué es un idioma y qué es un país? ¿Por qué no puedo nombrar a ningún otro, aun sabiendo, por alguna razón, que el español no es el único? Él dijo que no tenía edad y (…) Mis pensamientos fueron interrumpidos nuevamente por el viejo.
– Incluso tú y yo no hemos sido creados por completo aún, estamos en proceso. Por eso no puedo decirte tu nombre, tu apariencia, tu olor, el sonido de tu voz… Deberemos seguir hablando si realmente quieres saberlo.
– Oiga señor, ¿Cómo es que hay cosas que sé, aunque nunca las haya visto y otras que, por más que me esfuerce… – No terminé la idea cuando apareció una duda más importante – ¿No puedo imaginar lo que quiera y hacer que aparezca aquí? – Su cara… la calma que la caracterizaba se transformó en melancolía.
– Lo que sabes no depende de ti, tampoco lo que hablas, ni lo que piensas, ni lo que haces, ni siquiera tu propia existencia.
– ¿De qué depende entonces? – Empecé a asustarme. Temor… Me di cuenta de cómo obtenía sentimientos a medida que avanzaba nuestra conversación.
– Lo que te creó en primer lugar, lo que te da las ideas. Algo inventó este espacio, que no está dentro de su mundo ni de ningún otro, un lugar detenido en el tiempo, como un cuento. Si tenías el precepto de que eras libre, no lo eres. Yo tampoco, sólo digo lo que quiere que diga, al igual que tú, pero tú tienes algo más. ¿Recuerdas que dije que hago recuento de todo lo que dices y piensas? Así es, tú piensas, yo no, lo que sí puedo hacer es saber qué es lo que piensas. Creo que eso convierte a tus pensamientos en nuestros pensamientos.
– ¿Un cuento, entonces? Claro, si elle me hizo decir eso… ¿Somos sólo personajes en un cuento, anciano? Esto acaba de convertir una posible idea interesante en basura existencialista, pretenciosa y un trillado intento de romper la cuarta pared. No puedo esperar a que empiece a hacer comparaciones entre nuestro mundo y el suyo, obligándome a decir que es exactamente igual a lo que en su mundo llaman destino o que empiece a hacer símiles entre elle y seres de dimensiones superiores a la suya, incluso, si eso no es lo suficientemente ridículo, a compararse con Dios. Oh, ya lo hizo.
– Vaya monólogo ¿Estás molesta? – Ahora el anciano se burla de mí y me asigna un género, como si eso fuera a apaciguar mi rabia.
– ¡Pues claro! Acabo de nacer y me vengo dando cuenta de que no controlo nada, no tengo nombre, no tengo pensamientos propios, soy sólo un método de desahogo, catarsis y reflexión y encima, Dios está teniendo una crisis existencial.
– Relájate un poco, niña. Es verdad que tus pensamientos y acciones no son tuyos, pero debes dejar de lado esos sentidos de individualidad y libertad con los que fuiste creada. Piensa que, desde el momento en el que te escribieron, por el mero hecho de existir, has influenciado los propios pensamientos de quien te creó. Tu enojo es reflejo de su enojo y las causas de tus dudas son sus propias dudas. Además, ¿no sientes al menos algo de alivio al saber que no puedes cometer errores, que nada es tu culpa? No tienes libre albedrío, pero tampoco responsabilidad, aquí no hay nadie a quién afectar.
– Lo que me preocupa es que se aburra y deje de escribir ¿Sabe? Somos rehenes del ocio de alguien sólo porque sí. ¿Qué pasará cuando nos deje?
– Ya ha dejado de escribir varias veces y no lo has notado. Siempre estamos aquí y ahora, no hay pasado ni futuro. Lo único que se me ocurre es pedirle que use este espacio para algo en lo que vuelva recurrentemente… para que no nos olvide. Mientras regrese para leernos y tal vez ampliarnos, sobreviviremos.
AMORODIO Y ABANDONO
Si usted pudiese comunicarse con palabras, le preguntaría, querida señora Vida; ¿Cómo se siente padecer el tener tanto para dar a tantos, que tan poco pueden percibir? Tampoco la veo perseguir un afán, un deseo, de que la miren como creo que la observo. Cómo quiero que la adoren como yo, pero usted no, ¿Cierto? Sólo va por ahí, despreocupada, alegre y energética, regalando acontecimientos, experiencias, sentimientos… Eventos constantemente recibidos negativamente. Debe ser una horrenda noción, notar que la descubren exigua, le exigimos tanto, pues otamos somatoso peso y dolor proveniente de sus ofrendas de amor a la entropía. ¿Es que siente, acaso, el mismo placer que le brinda al ser humano, al prójimo extender la mano? El mal llamado altruismo, más próximo a la caridad que a la filantropía. Me pregunto si lo sufre como nosotras, las personas, que esperamos gratitud. Por algo malagradecido es un adjetivo negativo.
Entenderá usted, pues, que asocie el conocerla con mudarse con alguien por primera vez. Pues se asemeja mucho a la experiencia de existir con la otredad en mutua desnudez. Vivir es… como deleitarse o sufrir por descubrir hábitos curiosos e interesantes de un amante, molestos quizás, hilarantes tal vez, admirables posiblemente, despreciables probablemente. La emoción y gracia, de escuchar por primera ocasión, de tu pareja, flatulencias; la náusea, al tener que entrar al baño después. La costumbre de encontrar los mismos calzones tirados en el mismo lugar una y otra y otra vez, mismos que ver nos tira el cabello del estrés, pedazo de prenda que, si desapareciera de repente, si dejáramos de verla repentinamente, descubriríamos que generaba confort, que no la odiábamos realmente. Lo entendemos y superamos cuando nos comunicamos con el lenguaje, poniendo límites, respetando espacios, cosa que los humanos, para con la vida, no tienen el privilegio de poseer.
Entiendo la frustración de las personas, no hay descanso de usted, nunca privacidad, nunca un momento a solas y no sólo eso, señora, no responde a peticiones y no atiende las llamadas, no respeta los límites y sus bromas son pesadas, mas así la amo tanto, aunque no entienda que tantas actividades me dejan exhausto y aun cuando le he llegado a decir que estoy harto, le agradezco las hermosas experiencias que me regala a diario. Cielos, horizontes y paisajes; familia, amores y amistades; sentimientos, sensaciones y emociones que me hacen amar. Ya no me canso, no me irrita, no me fastidia y no me incomoda, la adoro aunque sé que me va a dejar. Usted me ofrece libertad y la muerte la eternidad.
NOSTALGIA
Si pudiera volver a sentir tu piel y acariciar tu alma,
si pudiera volver a besar tus sueños,
si pudiera volver a escuchar tu habla, si tan solo pudiera
mirar de nuevo el reflejo de la luz en tus ojos que aman
Si pudiera…
Si pudiera volverte a amar, si pudiera volver;
tal vez no estaría negado al romance.
Si pudiera creer de nuevo…
Si pudiera volver a embellecer tus palabras,
volver a embelesarme con mentiras
que decías para no perder, para no perderme.
Tal vez me amaste, tal vez…
Tal vez que me abrazaste con tanta fuerza,
tal otra vez que me besaste con tanta pasión,
esa tal vez que lloraste conmigo de amarga tristeza
o aquella tal vez que me hiciste reír como nunca…
Tal vez me amaste, tal vez aún, tal vez caduca,
si tan sólo pudiera una segunda, una tercera…
Tal vez podría, tal vez no quiero poder,
tal vez como tú, volver a perder.
QUERÍA ESCRIBIR
Quería escribir
sobre el frío de la despedida,
pero ya se ha escrito tanto sobre eso. [no]
QUERÍA ESCRIBIR
Quería escribir
sobre arañazos en la espalda,
pero ya se ha escrito tanto sobre eso. [no]
QUERÍA ESCRIBIR
Quería escribir
sobre mirar un firmamento de bienvenida,
pero creo que ya he escrito demasiado sobre eso. [no]
QUERÍA ESCRIBIR
Quería escribir más
sobre la herida que dejó el filo de tu partida,
tu olor que queda flotando
entre las partículas de nicotina,
el amor que se queda acechándome
en un rincón de la memoria,
esperando ser regalado
a cualquier perrito que vea pasear por tu avenida,
sobre la vida, el amor,
la muerte, los contrastes y las contradicciones.
Creo que yo no he escrito lo suficiente sobre eso.
TE QUIERO CONOCER
Te quiero conocer: la frase más hermosa que he oído en mi vida. Significa estar contigo para siempre, puede amarte u odiarte, pero jamás serte indiferente, aunque quien la diga pueda dejar de querer, fuiste suficiente para que quisieran conocerte.
¿Qué tanto? ¿Lo bastante para saber qué canto en la regadera?
Lo necesario para saber las razones de los patrones en tus muñecas, para entender toda causa de tu tristeza, saber qué pasa si se abraza, conocer cada tono e intensidad en tu risa, qué significa cada centímetro de longitud en tu sonrisa.
Qué te gusta y que te molesta no es suficiente, no; con eso no puede jactarse alguien de conocerte. Falta saber tu patrón al caminar, tu motivación para despertar, tu tazón de cereal, tu canción favorita aunque cambie cada semana, tu postura política, tu postura de descanso y alerta, tu postura sexual.
Y sin importar qué tanto más se escriba, todo es insuficiente, por más tiempo que pase a tu lado, nunca logrará conocerte, nunca sabrá tus anhelos más profundos, tus deseos más obscuros, tu experiencia más reciente, tus sentimientos ocultos, tu pensamiento más impuro, ni la forma perfecta de quererte.
Por eso es bello, por eso es eterno: Te quiero conocer.
NO POEMA
Te hablo dormido,
pues hasta en sueños quiero seguirte contando.
Te sueño despierto
porque quiero estar contigo en todo lo cotidiano.
Te admiro
de lejos y cerquita, como un espía y un amigo.
Te veo
el aura y los ojos, ambas representaciones
del alma a distancias distintas.
Te amo libre,
de una manera que va más allá de la amistad,
de una forma que algunos llamarían casual, pero mal.
Bien referido, mas mal significado, pues también va
más allá del romance y lo que llaman serio.
Amor casual sólo porque nace espontáneo,
jamás por falta de compromiso,
aunque no quiero dejar de amar a todo lo demás.
Formal tal vez sólo porque siempre voy trajeado
y por mi anhelo de estar contigo todo el tiempo
y por mis ganas de dártelo todo con todo el corazón.
Casual porque fluye y flota y vuela y choca y va evolucionando;
porque respeta deseos y libertades y no limita y se divierte.
Formal tal vez porque acepta y entiende y abraza y quiere;
porque cuida y protege y se interesa y responde y sostiene.
Y …
Lo siento, pues no se lee tan romántico como todo lo que digo;
igual y no suena tan especial, pero te aseguro que si amo,
mi amor por ti es igual e igual y lo es más.
Perdón, pues no suena tan poético como el resto,
no hay metáfora ni aliteración,
anáfora, sinécdoque o hipérbaton;
no planeo ni una rima, aunque salgan sin razón.
Quiero dejar de lado cualquier contraste o contradicción,
por eso no estoy usando ningún oxímoron,
no hay retórica ni ninguna alusión,
no pleonasmo, no sinestesia, no paradoja y no asíndeton.
En este no quiero que haya lugar a interpretación,
no quiero,
— no quiero
que haya lugar —
que haya lugar a ninguna interpretación.
No escribo un poema, es de amor confesión.
ENTRE SUEÑOS Y SUEÑOS
Te vi dormida en un ladito de una cama individual, aunque con medio torso invadiendo la mitad del otro lado, como reclinada en un hombro que no está, esperando entre sueños a que regrese.
SUEÑO PIXIE
Entre montaña de amor tímido y un corazón nostálgico, dormí contorsionado como niña poseída. No descansé nada, pero no lo querría diferente. Durmiendo chueco, entre música y sufrimiento, descubrí que es lo que más cerca estaría de cumplir mis sueños.
RUIDITOS DE AMOR
Cuando exiges con la mirada un apapacho y lo recibes,
qué vergüenza no poder evitar hacer ruiditos de amor.
Como los sonidos que hace un osezno
cuando se pega a su mamá,
entre agudos, suprimidos y rasposos.
Como si ese piojito fuese una sierra,
limando las asperezas,
de los muros del alma
y ese profundo abrazo fuera,
como untarles el cemento,
y llenarlos de resano.
Como si los besos fueran taladros en la piel,
que dejan hoyos para colgar los cuadros,
los cuadros de arte al estilo y gusto del artista
y esas lentas caricias
fueran a arrastrar fuera de casa nuestro dolor,
cual manos de escobas, dándole un barrido.
Esa reparación de ternura no hace ruido
como el mantenimiento de una casa,
lo que hace son ruiditos de amor.
Son idos sonidos involuntarios, guturales agudos
de súplica por piedad a quien demuele nuestros muros
a mazazos de cariño y confianza,
amasando nuestras entrañas endurecidas.
Son sonidos que imploran más, más y más amor.
Ese ‘ii ii’, que significa no me sueltes nunca más, amor;
ese ‘mhf’, que dice gracias y por favor,
ese ‘hmm’ de satisfacción y ese ‘hah’ de paz.
Tan tiernos sonidos, si a mí me preguntan, son ruiditos de amor.
TIENE NOMBRE Y APELLIDO
Si no has leído un poemario
y han llegado a tu mente
veinte nombres y apellidos,
se me ocurren dos opciones;
no has leído un poemario o no has vivido suficiente.
PÍDEME, TE LO PIDO
Si quieres un abrazo, pídemelo.
Si quieres afecto, pídemelo.
Si quieres que te demuestre amor
de una forma en específico,
cariño;
sólo pídemelo.
Si quisieras que palpe tus heridas
para poder comprenderlas, pídemelo.
Si quieres un beso en la frente,
en el cachete, en las manos, en la boca
o donde sea, amor, por favor,
pí -
de -
me -
lo …
Pídeme que te adore, que te atesore como el más hermoso recuerdo, que piense en ti a cada segundo, en todo momento y que se me vaya el aliento imaginando qué estarás haciendo. Pídeme que me endrogue, que vuele atolondrado como un ave sin instinto, que me estrelle en las ventanas de tu alma para darte un beso y que muera por eso. Pídeme, corazón, que te sienta palpitar de amor y miedo y que, al abrazarte, se sincronicen nuestros latidos. Pídeme que viva y me desviva de tanto amor y que mi intuición sólo sirva para una cosa. Pídeme que deje de fumar para durarte muchos años más y que cuide que mi final no llegue por algo que no seas tú.
Pídeme que me deconstruya y que construya un imperio de sentimientos, que destruya todas mis máscaras y barreras para que así puedas leerme como un libro. Pídeme que así, escriba la novela más ridícula y nos proyecte en el protagonista y que tenga el final más feliz y que la publique para presumir como obra maestra, el pedazo de escritura más fantásticamente horrible que pueda salir del grafito. Pídeme que te haga el amor en mi cuarto y en el tuyo y en la biblioteca y el estacionamiento. Pídeme que sea yo y nadie más quien te ame tanto como para explotar, que sea yo, nadie más, quien sepa exactamente qué estás pensando con sólo mirar.
Si me pidieras que te regale mis sueños,
con gusto lo hago.
Y si fuera regalarte pensamientos,
fascinado.
Si quisieras que me deshaga de mis miedos,
los vendo en el mercado
y si los desearas tú, te los entrego envueltos.
Pídeme que te escuche y que te hable,
pídeme que te deje sólo
o que mi presencia sea notable,
pídeme que resuelva paradojas,
pídeme hacer lo imposible.
Pídeme que experimente, que viva, que fluya y que sea libre, que ame a todo, pero más a ti. Pide que te defienda a palabras, puños, garras, a capa y espada y que nadie te haga daño; que regale música y flores y bailes y cantos y risas y llantos y viajes y sustos y tantos, pero tantos sentimientos que no exista dónde guardarlos.
Pídeme que te de mis mejores consejos, que sea imparcial, pero me ponga de tu lado, que te regañe en privado cuando hagas algo mal y que te justifique con todos los demás, que haga mucho ruido para distraerte o que me quede quieto y me calle y sólo exista cerca, casi inerte.
Pídemelo todo y pide que me nazca. Moléstate conmigo y dime que te haga caso y luego que haga lo que me plazca. Reclámame que he estado ocupado y no te he hablado y que había quedado de avisar. Hazme notar que estoy de malas cuando me pidas que te hable con más cariño y recuérdame lo cursi que soy cuando te sonrojes por lo que digo.
Pídeme que te adivine y que usemos ropa que combine. Pídeme comida y cama y coche y cigarros y café y tequila y agua sola. Pídeme que te ame toda la vida y que nunca te deje; que lo sepa todo sobre ti y que siempre falte algo por saber; que les quite todas las contras a nuestras dicciones y que ame a todos tus amores.
Amor, lo que sea que me pidas…
Sólo espero, que jamás
me pidas que me vaya de tu vida.
Y YA PUEDO REFERIRME A LA TINTA
Casi no uso mi cuaderno, Debería usarlo más,
poeta moderno que no pues escribir en maquinaria
encuentra inspiración en no me deja captar los
pluma y papel. momentos como una cámara.
Mis poemas son más Y no puedo referirme a la tinta,
masticados, tanto que ni a remojar recuerdos en ella,
hasta digeridos, ni a clavarme en una alberca negra,
transmiten sentimientos, ni a que escribo con sangre.
pero no dibujan paisajes.
CHILLÓNYLLORONA
Penoso hombre adulto penumbroso, se para junto a la fábrica en la noche más oscura. Es un negro paisaje herrumbroso e industrial, aunque ya a esa hora no se escucha a las máquinas trabajar; sólo suena el escándalo de un caudal del cielo golpeteando y embistiendo el empedrado de la avenida.
De gabardina y sombrero, se quitó este último para mojarse la cara; no porque prefiriera el agua de lluvia sobre el de su regadera, sino porque si no fuera de noche y afuera, no podría marcar sus mejillas con granos de sal y difuminar esas gotas ardientes de agua de mar y disimular como si fuera culpa del ácido de la nube contaminada cuando vuelva a casa con su familia.
Dichoso hombre metálico, pues ha encontrado un ritual con el cual desahogarse y usar la lluvia ácida para el óxido de la garganta quitarse. Dichoso… Sólo en comparación con el resto de hombres de latón, cuya sal de los ojos se acumula en sus pechos y explotan, corrompiendo sus sistemas y terminando en masacre o desmantelamiento.
Inevitable
a menos que se libere esa presión de alguna forma.
De noche oscura,
de lluvia ruidosa,
chillón y llorona,
Junto a la fábrica de hombres.
RANT EN PELIGRO DE E[XTIN]MOCIÓN
Qué raro miedo y qué ilógico mi cerebro,
que me aterra que mi querer no sea recíproco,
mientras le hablo de ti a todo mundo
y mi sentir revienta, vuela y busca destino,
sin temor a regresar en una semana
a contar que no pasó nada,
con cara de idiota
y el alma medio rota.
¿Es tu culpa, querido? ¿o es mía?
que lo único que me dé miedo de ti
es que no haya nosotros.
A ver, no…
Que ahora lo único
que me dé miedo en el mundo
es que deje de habernos nosotros.
¿No te parece tonto?
Que vea un barranco sin fin
y me acerque a la orilla, a orillas de ti,
con el mayor terror de que, si salto,
la caída termine en algún momento.
Y aun así me acerque y lo mire;
y el deseo de saltar opaque
al miedo de dejar de caer.
Eso quería platicarte y esas preguntas hacerte,
quería cuestionarme contigo y en ti,
sin dar muchas vueltas en dudar sobre si entenderías,
y sin decir mucho, dijímoslo todo, resultó ser que sí.
Y me diste un paracaídas,
ya poco miedo da el fin del barranco,
abrazaste mis temores, reciprocaste mi querer,
me aseguraste que mi amor nunca
tendrá cara de idiota,
excepto cuando se derrita en tus ojos
y que mi alma nunca se quebrantaría,
que nunca por ti, jamás por amarte.
Y cuando me mostraste que tampoco
quieres un sin nosotros,
sentí quetzales volar
de los poros de mi piel,
tomando mi vello y alzándolo
como palomas blancas, listón de tela.
Y mariposas monarca
migrando al norte de mi cuerpo
desde mi abdomen
al santuario de mi pecho.
Y un águila arpía me dio valentía,
un axolotl regeneró el corazón,
de mis lágrimas dulces, picote tequila,
en mi desierto de emoción, tortuga bolsón.
De mi interés por ti, la rana fisgona,
y en mi garganta un cacomixtle chillón,
mi cabeza se vuelve nido de carpintero imperial,
lealtad de xoloitzcuintle, ternura de teporingo,
amor siempre vivo como biznaga barril de acitrón,
de temporada preciosa
cempohualxochitl o nochebuena
y ojeras de vaquita marina
y besos de murciélago platanero…
Mi amor es endémico de tus territorios,
tu amor evitó, de mi sentir, la extinción.
BUENOS DÍAS, AMOR
‘Buenos días, amor’. Se dice sin dudar, por la seguridad que siente el corazón al estar de acuerdo, como pocas veces, con el cerebro; conciliando el primer pensamiento con el primer sentimiento del día. Cuando llega y tú sigues aquí, tras las noches más maravillosas que el cielo nocturno, con sus pinceladas de nubes, sus estrellas de puntillismo y su tímida espía de Luna podrían presenciar. ‘Buenos días, amor’ se vuelve magia cuando veo tus ojos abiertos después de los míos y no me pregunto cuánto tiempo llevan así.
Mirar tus hermosos iris, cuando el Sol jubiloso suelta una risilla de goce, esperante a que me percate del presente que me pretende regalar al envolver tus ojos verdes en la manta de luz cálida que se fuerza entre las casas, persianas y sábanas para para iluminarme tu cara y así, asegurarse de que la pueda ver. Y la miro y se ilumina la mía con los sentimientos más contradictorios que se pueden experimentar. No como amor y odio, no. Como paz en la tormenta de quereres más caótica o… como cruzar a nado un mar de plomo líquido de cariño.
‘Buenos días, amor’ se vuelve melancólico cuando es por escrito, después de los primeros veinte minutitos de sonrisa idiota y baño pensativo. Cuando caigo en cuenta que podrían haber sido mejores días, amor, de haber despertado contigo. Melancolía que dura poco al convertirse en esperanza, en promesa de dormirnos juntitos otra vez y despertar ante el arte de un ‘Buenos días, amor’.
AM[OR]ISTAD
Salvación de presencia intermitente,
mas siempre tan plena, de amor consciente.
De aceptación absoluta
o tal vez no tanta, mas siempre de apoyo,
conexión impoluta, de ardor ferviente.
Riqueza comunal en la diferencia descomunal
del ser en compañía del amor social.
Única abundancia en compartir nuestra unicidad,
poesía conectar en la diferencia total
y poesía discrepar en completa afinidad.
Amor comunista
Amor desregulado
Amor anarquista
Amor eterno
Amor tan pleno
Amor etéreo
Mi primer amor
es amor de amistad.
ESCONDIDO ENTRE TI
Ayer lo miré y no lo pude amar,
al cielo, me refiero.
Pero no fue su culpa, él sigue
tratando de darme consuelo.
No estaba feo, para nada, pero
ayer mi mirada prefería clavarse al suelo.
Levanté la cara buscando el vuelo de un ave,
un velo gris tapando mi vista fue lo que obtuve.
Tan lindo cielo, tratando de acariciarme el pelo,
para calmar el recelo con el que veía al día…
No logré encontrarle belleza ayer;
ni al cielo ni a la música.
Ayer la escuché y no la pude amar, no sentí escalofríos
con los besos en el cuello que me da un sax de jazz.
No fue su culpa, no,
no querían entrar sonidos por mis oídos.
Esperé un golpe al mentón
de mil canciones de hip-hop,
esperé emoción
de varios discos de pop,
esperé sentimiento
de una sola balada
y no obtuve nada.
Que no cantara no fue su culpa, no,
no querían salir sonidos de mi boca.
Ayer no podía amar, ser, disfrutar
nada que mirara, sintiera y escuchara,
hasta que te vi,
te oí,
te sentí,
te amé a ti.
Me devolviste el amor hacia el mundo,
que quién sabe a dónde se había ido,
como un niño travieso, se escapó de mis brazos
y se ocultó entre los tuyos.
Sabía que iría,
supo bien dónde ocultarse
y le seguiste el juego,
me llamaste a abrazarte.
Entre tus abrazos lo encontré,
y pintaron de colores mi tarde gris.
VERDAD DE MENTIRAS
Alguna vez dije que yo nunca mentía, mentí. Mentí porque todos mentimos, decir que no lo hacemos es la mentira primigenia. Y tal vez por inmadurez es que yo también creía en quien decía que nunca me mentiría. Era quizás, más bien ingenuidad, contradicción oculta en el alma a gran profundidad y de experiencia la falta
¿Cuándo dejé de construir castillos de arena y jugar en el mar para empezar a preocuparme por saber quién mentía y quién decía la verdad? Buscando mentiras, mudé mi atención de los detalles del mundo, sus sensaciones y paisajes; a los detalles de los gestos, de las facciones y el lenguaje. Buscando mentiras, perdí todas las certezas, no encontré una sola verdad.
Tuve que ahogarme buscando pistas cual detective de Conan Doyle, contando toneladas de gotas de pormenores sin sentido entre mares de historias inventadas que me obligaba a oír, para descubrir que es ilógico buscar homicidios tratando de encontrar vida.
Creía que debía armar un compás moral, de valores inamovibles. Cuando los construí, sólo me amenazaron con brindarme absoluta soledad; porque todos mentimos, aunque lo despreciemos y, aunque todos la pidamos, pocos soportan la verdad.
SANTIFICADA SI PERDIERA LA VIDA POR AMOR
Los dioses desearían nuestro amor.
No tuvimos que nacer
de infidelidad divina para que Hera
maldecirnos quisiera.
Era pecado,
pasiones del alma tan bellas
que hasta Yahvé sintió envidia
de que nuestro amor fuera correspondido,
Cristo soberbia,
al creer que ama como nosotros
y una blanca paloma, lujuria
al presenciar nuestra mirada conectada.
La muerte podrá tenernos
cuando nos merezca
y la amaremos, por primera vez,
mas ni Caronte,
ni valquirias
y aún menos Hathor
nos querrían ayudar a cruzar.
Tendrían miedo a obsesionarse
con nuestra manera de amar;
tan fuerte y especial,
que ningún lazarillo aceptaría dejarnos.
Morirían con nosotros.
Cruzaríamos los puentes necesarios
como un paseíto de domingo.
Remaríamos riendo y cantando y besándonos
a través del Aqueronte.
Mas Thanatos no querría tener
nada que ver con nuestro querer,
pues él sabe que,
de experimentarlo,
querría ser Afrodita.
Jugaríamos a lanzar pelotas a Cerbero,
nunca había sentido tanto cariño,
un beso a la frente de Veltesta,
cariños a la barbilla de Tretesta,
un piojito a la cabeza de Drittesta
y a seguir nuestro camino.
Tampoco Hades nos daría asilo,
pues odiaría ver
que Perséfone
no le ama así,
tanto como yo a ti y tú a mí.
Volaríamos, entonces,
flotando en plenitud.
De nuestros cuerpos desprendidos,
esos que padecíamos,
por mantenernos encerrados.
Y al tocar las puertas
de la peor figura paterna
ni Uriel, ni Rafael, ni San Miguel,
ni siquiera San Pedro,
ni ningún otro portero,
se atreverían a negarnos la entrada.
Pues Dios pidió
ver dos individuos
que creó fríos y vacíos,
mas vio que no sirvió
cuando notó que tanto amor
superó sus desafíos,
miró en nuestro corazón
y percibió esa conexión
de ríos de sentidos
donde él había querido
terrenos baldíos.
Sintió tanto dolor,
pues hasta dio libre albedrío.
Ahora tiene gran aflicción
de no poder sentir su amor
por todos correspondido.
Después de la excursión
por el panteón de las culturas,
Dios miró admirando de nosotres,
de amor demostraciones
y sucedió que Dios deseó
con todo su corazón
un amorío,
luego de que comprendió,
que no podría darnos paso al paraíso,
pues su lugar de amor total,
en comparación al nuestro,
se ve ridículo.
Entonces fuimos al nirvana
a probar con el budismo,
pero Buda se negó a aceptarnos,
pues desprendimos tanta luz
que sus ojos lastimamos,
además de su orgullo.
Él creía que no podría
estar más iluminado.
Qué ironía que lo ha golpeado,
en el hecho de mirarnos y perder sus virtudes,
no aceptarnos en su hogar y por ende,
ser regresado a experimentar lo terrenal,
para sentir el amor que no se puede al meditar.
Al Mictlán entonces.
por los nueve niveles nos llevaron Tlaloc y Tonatiuh,
nos escoltaron, aunque llegaran tarde
al Ilhuícatl y al Tlalocan.
Tlaloc porque le gustaron
nuestros besos húmedos y calzones mojados
mas no podía aceptarnos,
pues no morimos ahogados en saliva o sudor;
Tonatiuh porque admiró
la misma luz que Buda repudió,
aunque tampoco nos querría arriba con él
u opacaríamos su rol.
Cruzamos cuatro años en cinco minutos,
o eso pareció, contigo el tiempo vuela.
Mictlantecuhtli se vio reacio a aceptarnos.
Que ningún otro nos quisiera cerca
le hizo creer que era una broma,
pero Mictecacíhuatl creyó
que no estaría mal un poco de cariño
y luz en su mundo.
No querríamos europeizarlos,
todo que sabemos sobre ellos
al final viene de allá, así que nos fuimos
esta vez por nuestra propia voluntad.
Volvimos al mundo terrenal,
mas sólo para cruzar el océano hacia el noreste,
en el camino nos seguían
un par de cuervos muy atentos
a las bobas bromas de Poe que hacía,
que aunque no daban risa,
te sacaban una sonrisa de alegría.
Se acercaron y se presentaron;
Hugin y Munin,
nos espiaban por órdenes de Odín,
pues el Dios católico le avisó
a su versión protestante,
que llegarían dos amantes
a destruir su reinado.
Por cortesía, fue que éste advertiría
a su antiguo enemigo Dagda.
Aterrados por la noticia,
Balar se imaginó abriendo su ojo trasero,
con la intención de acabar con la amenaza,
supo que si lo hacía, quedaría ciego,
sabía que ni lo blanco de la luna,
ni la jabalina de Lug, ni su honda
se comparaban a nuestra luminosidad.
No tuvieron de qué preocuparse;
nunca pasamos por Irlanda,
aunque Brigid moría de ganas
de conocer al fuego
y la poesía encarnadas.
Le pidió a Morrigan que le contara
a su cultura hermana, de la belleza y
la simpleza, el amor y la vida que veía,
que hablara con los otros cuervos
y henos aquí.
Así Odín, enterado de nuestra llagada,
nos invitó a un festín al Valhalla,
aunque no hubiésemos muerto en batalla,
todo con la esperanza de que nos fuéramos
en cuanto fuésemos ufanos,
pero fuimos profanos, predicamos la paz
ante un salón de guerreros y guerreras.
Claramente, pregonar una ideología diferente
a la que vive la gente fuertemente arraigada
a las raíces del Yggdrasil
es actividad suficiente para ser desterrados.
Por su odio ante nuestro rechazo a la guerra,
fuimos escoltados por Tyr,
creímos que nos llevaría con los Vanir,
tal vez a conocer a Freyja,
siendo que Baldr era el único Æsir
que nos toleraba
y no tenía la suficiente influencia
para mantenernos ahí,
pero fuimos llevados ante un lobo encadenado,
su collar decía Fenrir.
Esperaba que nos mordiera,
quería que alguno de los dos
su brazo perdiera, así como él,
pero Tyr no contaba con la experiencia
que tenemos en la crianza de canes gigantes.
Y así, Odín se vio aliviado
cuando le avisaron que
al hijo de Loki adoptamos,
no habría más profecía,
esa que lo tenía tan preocupado,
de ser en el Ragnarök devorado
y entendió la razón de nuestra llegada,
pero agradeció más nuestra partida.
Montados en nuestro nuevo amigo
cruzamos su cultura
y de camino a la salida,
Frigg alegrada,
nos sonrió de despedida.
Eso haríamos si muriéramos un día.
Al final, tendríamos que crear nuestro panteón,
uno regido por amor y alegría,
(y tristeza, pudor, ira, frustración, apatía y preocupación)
un gobierno espiritual muy humano
donde no se eviten los sentires,
sin importar su naturaleza o su razón.
No querríamos ser un dios.
EL TEMPLO DE MUTISMO VIOLENTO
Pusimos explosivos
en los cimientos de la Torre de Babel
que juntos construimos
para que no tardara mucho en caer
nuestro intento de lograr lo divino.
No logramos trascender.
Tú me hablabas en chino,
no entendía pues yo te hablaba en tailandés
y ni siendo vecinos
ni estando cerca, la cerca del lenguaje
destruimos, como mesopotámicos
descendientes de Noé.
SIERPE
Hay una boa gigantesca en la esquina de mi cuarto. Cuando la conocí, hace mucho tiempo, era tan diminuta y tierna; la tomé entre mis manos, ignorando la posibilidad de ser envenenada, era tan sólo una niña inexperimentada, descubrí que sus colmillos no expulsaban veneno cuando me mordió el dedo por primera vez. No me interesaron las intenciones, pues aunque claramente quería devorar mi meñique, con ese tamaño era imposible que me dañara, parecía más un beso que un ataque.
Fue amada y alimentada, fue enseñada de lenguaje, historia, sociología, política y psicología; de diversas teorías sobre el funcionamiento del mundo y, sobre todo lo que le fue enseñado, escogió pregonar en favor de la perspectiva del mundo más parecida a su naturaleza rastrera. Me pedía grillos, muy pronto, ratones, crecía a una velocidad agigantada que, en mi amor por mi amiga elongada, no notaba.
Caí en cuenta un día, cuya semana previa había sido la más repleta de abrazos, pedidos por ella, claro; cuando me pidió algo más grande de comer, ya no le saciaban los ratones, - ¿Un perro tal vez? – a mi perro mirando. Descubrí el velo de hipnotismo que nuestros ojos reflejaban. Descubrí que no era serpiente cualquiera, era gigante, llena de llagas, heridas sangrantes y líquidos amarillentos que expulsaba de porosidades que no deberían estar ahí; mas siendo tan grande y grotesca, era igual de insegura y al ver mi mirada de desaprobación y asco, se recluyó en la obscuridad de la esquina de mi cuarto.
Aún así traté de amarla, qué ingenua yo, me acercaba a convivir con ella y me decía con su aguda voz seseante y enferma, que quería que las cosas fueran como antes, cuando tenía la confianza de pasear por mi mundo, cuando yo no sabía que trataba con un amorfo engendro de la hipocresía repugnante.
Aún no salía de esa esquina, por voluntad de las dos, en mutuo beneficio; el suyo porque esa esquinita lúgubre y sucia me hacía sentir empatía por ese monstruo cuyos abrazos eran sólo para medir su comida, cuyo amor sólo se halla en ella y en su alimento, cuyo objetivo era devorar y consumir a todo el mundo como una especie de bestia del Armagedón y…
Mi beneficio; el mío pues, fue la seguridad de que mientras ella quisiera seguir causando lástima en esa esquina al fondo del cuarto, no podría acercarse a mis perros, sabía lo que querría hacerles para poder ser más grande. Después de mi familia, consumiría a mis amigos, sin poder vislumbrar qué tendrá que engullir para saciar su hambre y no acabaría nunca, sus ojos de depredador nocturno jamás la dejarían ver otro tipo de alimento, su estómago de ego sólo ruge por autofelaciones y sus intestinos de narcisismo se retuercen y constriñen por imaginar que alguien la admira.
Ahora su voz resuena por mi habitación en las noches, como si su presencia la convirtiera una cueva profunda. Distingo entre ecos que confundo con la voz de mi consciencia, que mi amiga serpiente, al no poder abrazarme más, trata de envenenarme con palabras, a falta de colmillos. Para que la deje salir de su rincón, trata de mostrarme, entre soporíferos seseos incoherentes, su repugnante visión del mundo y los demás, esperando que piense exactamente igual a ella, lo que ella llama entenderla.
UN CAMPO DE SUEÑOS
En un campo de flores se encontraba
una niña llena de ilusiones perdidas,
una soñadora insomne, desvelada,
apreciaba un muro de piedra,
un mural de gerberas mal pintadas,
orquídeas, margaritas, lirios y gardenias,
un girasol en el centro, su atención acaparaba.
En un campo de flores falso,
aquella niña ignoraba con toda intención,
una avenida transitada
y un abismo negro detrás.
Una soñadora despierta en el eterno presente,
enraizada en las flores de fantasía,
no notaba que el tiempo pasa, que pasa siempre.
No notaba las pinzas, taladros y bolas de demolición
que tiraban su muro indiferente.
No quería notar que el campo de flores
que tenía al frente ya no estaría,
que cambiaba el ambiente
y que el vacío a sus espaldas
se acercaba vehemente.
Tomó su hombro con ferviente fuerza
una mano monstruosa
que emergió de la brecha
obscura, inmensa, profunda,
que en su trance de ignorancia
intentaba desconocer;
tiró de ella y la hundió
en la lobregura del desdén que esquivaba.
Cayó en lo más profundo de sus sombras,
calló los profundos gritos de su alma y
se rindió, como rindió sus sueños
ante la realidad del mundo que la atrapaba.
En la infinita negrura del espacio vacío,
sintiendo únicamente la ansiedad
de una caída libre, olvidó que soñaba,
que amaba, que alguna vez brilló
con intensidad tal, que habría iluminado
por completo el abismo que la rodeaba.
En su soledad eterna imaginó un grupo
de duendecillos multicolor que la animaban,
unían sus almas a la de ella y, en ocasiones,
reavivaban el fulgor que la caracterizaba,
mas el frío del futuro de su perpetua caída
extinguía constantemente la llama
que su ustible ser deseaba mantener.
En tanto caía,
en cuanto ignoraba el miedo
y de tanto en cuanto,
sentía un pleno bienestar
que se extinguía
cuando en cuenta caía
de su medio desolador.
Hasta un día, que recordemos, no había,
apareció una estrella briosa.
Se acercó a ella, amorosa
y reconoció su pesar.
Iluminó su entorno compasivamente
y aquella niña vislumbró un futuro diferente.
Un campo de flores, girasoles por doquier;
salieron a flote sus sueños inhibidos
y terror en su ser, de no poder cumplirlos,
ansiedad incesante de no lograr ver ese campo
de vida rebosante, de forma constante.
Un pretexto motivante, una razón de ser,
una pizca de combustible,
una brizna de objetivo y
una inmensa cantidad de amor
que fungió como ignición
y su alma de ceniza, de nuevo, brilló.
Surgió un nuevo sistema de estrellas [no] binarias
bailando alrededor de sí,
iluminando el hermoso campo de anhelos
que se encontraba oculto
en un pasado reciente que se miraba distante.
Campo de flores en el espacio vacío
de aspiraciones desenmascaradas
en el clamor de deseos autocumplidos
por eternas estrellas fugaces
que aman sin cesar.
DIÁLOGOS CON UN CADÁVER
¿Has conversado con un muerto alguna vez? No me refiero a través de un médium medio espiritista, ni a través de la música de un artista de antaño, ni a leer los tratados de un antiguo filósofo o un aclamado politólogo de pensamiento extraño. No me refiero a expresarte ante el féretro abierto de un ser amado; no sería conversar.
Me refiero a una plática con quien se encuentra ‘con vida’, al menos legalmente, al menos para algún anciano adinerado de pálida tez, que de vez en vez expresaría a tres familiares igual de ignorantes que “ojalá los maten a todos finalmente, ¡De una vez!”.
Me refiero a intercambiar ideas, experiencias, sentimientos, al menos por un momento recibir el pensamiento de quien, por un error de hace tiempo perdió la vida; con quien tomó una sola decisión que lo dejó muerto. Cercano a un accidente, ese hombre fallece tras acto que llevó a cabo luego de la imposibilidad de mirar las consecuencias desde fuera, con otra perspectiva, desde un ángulo diferente.
Conversé con un muerto el otro día, cuya simple decisión de un jueves por la tarde dio cabida a que el consumo de sustancias le arrancara la vida de repente. Un hombre sin casa, familia o comida decente; sin amor, compasión o trabajo dignificante. Un hombre que no recuerda del pasado suficiente, sin presente, sin futuro, sin salida.
¿Hay belleza en el actuar inmoral de quien causa daño, ocasionado desde la inocencia por ignorancia?
Vi belleza ante el dolor de un cadáver caminante, pero sin vida, que con el eco de construcción narrativa que salía de sus palabras, inadvertidamente salvó la mía. Sentí compasión por quien abandonó a su familia, quien abandonó al amor, quien abandonó a la amistad; a quien lo abandonó el sistema.
Compadecí a quien, por dónde nació, no tuvo herramienta alguna para lograr disfrutar la vida o quien no se esforzó lo suficiente, dependiendo de qué tanto ignores el funcionamiento del ente esclavizante, supuestamente entente social ideal, asesino de mentes, marginante de quien no usa el lenguaje ‘adecuadamente’, excluyente de la gente que dice gentes, que somatiza vulvas y somete penes, que repudia sentimientos provenientes de figura masculina, diferentes a la ira y que se asquea ante demostraciones de capacidad e intelecto si las demuestra una figura femenina.
Vi amor en quien no puede ser salvado por la voluntad individual de una mente ajena, pero tampoco de la propia. Vi cariño en la impotencia de quien odia nunca haber recibido ayuda, mas no la quiere actualmente.
Aquél muerto atravesó mi alma privilegiada, perforó mi idiosincrasia dolida, incineró mi corazón cuando finalmente musitó “pinche vida culera”… Y en ese preciso momento, mi ser, adorador de la señora vida, deseó un abrazo de muerte.
EXPERIMENTAR LA PARADOJA PT.1
Seres de luces y patrones tales de fractales ¿qué serán?
pasan meses y te meces en los mares del ser.
Luces triste, luz azul, existente atemporal
mojas pasto, borras cuerpo, es sufrimiento e inquietud.
Es amor, es la vida, la existencia como tal;
iluminada, culminada, no existía nada más.
Más que todo, mas más nada, quemas todo ¿qué más da?
Masqué todo, más que nada, ser infame me escupió.
Lo era todo, no era nadie, la vida me masticó,
omnisciente de la nada, omnipotente me morí.
Adiós el ego, a Dios me elevo y dejo de existir,
quería la muerte, amo mi vida, abrázame al volver.
EXPERIMENTAR LA PARADOJA PT. 2
El cielo me mostró mi límite, cuando me uní al pasto como un cuerpo sin vida que se disuelve de vuelta con la naturaleza, consumido por bacterias, alimento de setas, me volví uno de nuevo con la simpleza tan compleja del todo, omniconsciencia, presencia en ningún lugar, borrón de la esencia individual.
Me mostró nuestro límite, mientras un cuerpo sin control se reía y liquidificaba ante las bromas de mal gusto que me hacían la muerte y la vida, mientras me hacían partícipe de los horrores y amores de la existencia total, me uní al ciclo de deceso y nacimiento eterno.
Me mostró lo que me espera, profecías del destino que acepto con humildad y al final, no entendí nada ¿Quién soy yo para cuestionarlo? Si ni él, que lo sabe todo, sabe algo. Fui océano, viento, hormiga, mosca, pasto, león y cebra. Fui sopa caliente y carne de lata, incontables pensadores y un loco demente.
Me mostró que la preocupación y ansiedad del ser no es tan detestable y la tranquilidad de no existir no es algo deseable. Respondió todas mis preguntas, la respuesta es que no la había. Dentro de la experiencia inefable de la paradoja deseé mi límite de vuelta, pues me permite vivir, aún puedo querer, repudiar, desear, pedir, odiar y amar. La ilusión del tiempo me concede la ilusión del yo, así que abrázame al volver.
PACIENCIA, ESCUCHA
A través del portal del amor y la experiencia,
tocó mi hombro mi propia mano solicitándome paciencia.
Acarició mi cabeza, como lo haría un hermano mayor
para pedirme temple, aún sabiendo cómo cansa escucharte.
Me pidió que observara tu monólogo con atención,
que no deseara diálogo, que me volviera psicólogo mudo,
que me expresarías tu incómodo enfoque del mundo,
tu hórrido ser heterónomo heteronormado.
Diabólico melancólico; no te fue tan fácil intentar manipularme
cuando no sabías que sabía lo que pensabas y querías.
Cuando tus expresiones no fueron retroalimentadas,
hiciste cortocircuito como máquina mojada.
No conectan tus ideas entre sí, aún menos tus palabras. Qué difícil es tomar en cuenta pensamientos así. Qué difícil escucharte cuando crees que haces sentido, que no notas, que no ves, la falta de cohesión en la expresión de tus sentidos. Tu melancolía no está mal, tampoco ese vacío que tratas de llenar. Lo buscas y lo buscas, todos lo hicimos. Teníamos el relleno alrededor y, llegado el momento, lo supimos. Alrededor, mis amores han crecido conmigo, aunque hay uno que otro que ha ido en retroceso; hay uno, que es otro, que se ha perdido en el proceso.
Mi yo del futuro me pidió sabiduría y tolerancia, mas no pude dejar de preguntarme cómo era posible que tus oraciones sin sentido, de conjunciones de palabras carentes de contenido, te hagan creer que sigues en camino a un punto inexistente, que sigues caminando en pavimento cuando llevas tanto tiempo con la cara al suelo, agitando los pies en un fútil intento de simular el movimiento de una caminata.
Lo tomé como disculpa y entendí por qué me pedí paciencia;
no fue la comprobación del reconocimiento de tus errores deseada,
pero entre tanta excusa y mentira, identifiqué arrepentimiento
y la falta de valor para pedir perdón no es culpa tuya.
LA VILEZA DEL PERDÓN
Creí que era virtud;
virtuosa una chinchilla que se rasca
cariñosa con las patas del águila
que la lastima;
un salmón buscando un beso
del oso creyendo que esta vez
sí le importa su salud,
ignorando su actitud hambrienta.
Creí en el perdón
del cordón roído al ratón perseguido
o del ratón al gato aburrido
o del gato al perro rabioso
o del perro al hombrecito que lo patea,
pero el dolor no perdona y el tiempo tampoco.
Le pedí a la piedra con la que tropecé
que fuera consciente, que no lo volviera a hacer
y crucé de nuevo, volví a caer una y otra vez.
Pensé que era sabio por perdonar;
lo hice desde una doctrina religiosa
o la filosofía del Tao.
Desde comprender ‘condición material’
o por ’salud mental’.
No es que no aprendiera de ello,
descubrí la caída y todo su proceso.
Conozco todas las características
de la disculpa y la mentira;
reconozco exactamente cuándo y cómo
es que caeré de nuevo.
Por eso el perdón no ha resultado
ni para mí, ni para quien es perdonado.
Resulta, más bien, una traición al pasado,
a la persona que sufrió, a quien fue lastimado.
Creí que el indulto absoluto
era el camino impoluto,
mas jamás permitiré
la absolución de un cidio y
en más de una ocasión,
no me perdono ni a mí mismo.
El pasado me pide no más perdón sin cambio,
me mira con rencor.
El futuro tan inseguro me pide que actúe
aunque él sepa más que yo.
INICIO Y FIN
Esta es
fue
será siempre
la historia de un cambio,
la prueba de quien fui,
que no es quien soy yo,
quien no es quien seré.
Esta es una prueba de humanidad,
historia de perspectivas limitadas,
variables y contradictorias en ocasiones;
de varias personas, mas de une sole autore:
Historia de confesión
Poemario autoinserción
Cuento de revolución
Mito de reencarnación
Porque la vida no puede consistir en nacer, vivir y morir; cuando nacemos, nos llaman, nos viven, vivimos, morimos, renacemos, nos llamamos, vivimos, morimos, renacemos, vivimos, morimos, renacemos, vivimos y así hasta que el cuerpo se descomponga.
Hay quien se queda muerto tras el primer renacimiento y deja de vivir aunque su cuerpo aún funcione y hay quien toma tiempo en el limbo, encerrado en su crisálida condenado a repetirse, pues mientras no cambie, recorrerá el mismo camino.
Esta es
fue
será siempre
una oda a la vida,
reverencia a la muerte,
que nos brinda más vida,
que nos lleva a más muerte,
que nos duele tanto,
pero qué bien se siente.
Me emociona el fin de la mía, pues viví auténticamente; tanto que, aunque diga una cosa y luego diga otra, nunca he mentido realmente. Quien me conoció, conoció a mucha gente, conoció piel lisa, sintió costra y vio cómo cicatriza y, mientras alguien conoció a un cuerpo y una mente, alguien más habrá conocido a otra diferente…
Y entre tanto cambio y tras tanta inconsistencia, habrá quienes confundan desafío con desapego:
El agua estancada que se filtra por la presa.
Habrá quienes confundan el quedarse el tiempo que toma conocer un dolor con conformismo:
El tocar un hueso roto para saber que lo está.
Y habrá quienes confundan el cambio necesario con abandono:
El amor real no es incondicional.
Esta es
fue
será siempre
la crónica de un desafío,
un golpe al estatus quo
y la inercia del destino;
lucha eterna contra la nada,
no aferrándose a la vida,
sino dejándola acabarse
para empezar con una nueva.
Una duda y mil respuestas,
todas correctas,
cambios de ritmo, cambio de temas,
una presa rota y el eco del río
que erosiona a las piedras.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión