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    Trainspotting: El asco, la gloria y la traición según Welsh

    Dec 17, 2024

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    Trainspotting: El asco, la gloria y la traición según Welsh
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    El miedo pegando en las vísceras, la necesidad de movimiento y la búsqueda de algo que te mueva las tripas o, por lo menos, que hiera la sensibilidad reconociéndose humano frente a la decadencia ajena y la vergüenza propia. Entender al mundo como el lugar hostil y desagradable en el que los sueños se aplastan diariamente contra paredes invisibles, cuchillazos por la espalda y promesas cubiertas con brillantina. La violencia de existir sin oportunidades y el baño más asqueroso de Edimburgo como elemento icónico  de la cultura pop. Irvine Welsh y Danny Boyle. El odio, el amor y la desesperación con corte inglés.

    Hasta que Irvine Welsh asomó la cabeza entre una camada de intrascendentes escritores escoceses, el Trainspotting no era más que la afición de algunos pocos por observar trenes como forma de amasar la ansiedad que generan el tiempo libre y la negación, pero serían el golpe de realidad y la forma narrativa los que elevarían el término a posición de Best Seller en toda Europa, representando la idiosincrasia y cultura de una generación desmoralizada por la falta de empleo y contención social que buscaba anestesiar las imposibilidades mediante la promiscuidad sexual, la música estridente y el consumo de drogas duras para alcanzar un nivel de serotonina que permitiera continuar soñando a pesar de un presente destrozado por la convención social, los últimos retazos del Thatcherismo y el ajuste a la clase trabajadora en Reino Unido.

    La aproximación de Danny Boyle, para ese momento un novel director de cine con la ambición y el descaro que solo brindan la juventud y el hambre de gloria, a una novela de historias entrecruzadas, personajes tridimensionales y cargados de historia propia  con conflictos personales complejos y acciones cotidianas pero impredeciblemente marginales sería el próximo paso en el ascenso a éxito de escala mundial, clásico de culto y, por supuesto, millones de libras esterlinas en ambas cuentas bancarias.

    En contraposición a la novela, la película enfatiza la miseria y el morbo ligados a la subcultura yonqui por necesidad cronométrica, relegando la profundidad reflexiva en pos de la velocidad y aprovechando las referencias culturales para construir un contexto trascendente. Introduce a los personajes a partir de sus gustos y los define por sus acciones. Nos enfrenta a la contradicción y el dualismo constante cuando amamos la música que escuchan, las películas que citan o las pasiones que los movilizan mientras detestamos sus ambiciones y rechazamos sus acciones aunque, al mismo tiempo, disfrutamos secretamente la sordidez de sus triunfos con un doble filo moral.

    En la novela, sin embargo, el desarrollo es más lento y progresivo, construyendo desde el carácter hasta la dinámica política dentro de la disfuncionalidad de un grupo con personalidades fuertes, sumisas y oportunistas que conviven dentro de un mismo espacio de conflicto. Los procesos de pensamiento, las motivaciones, el asco y el discurso se profundizan para atrapar al lector a partir de la empatía, logrando redimirlos con monólogos internos que exponen los temores y contradicciones propios de quien aún se busca sin poder encontrarse mientras el tiempo apremia y apura las decisiones. La naturaleza de la literatura de Irvine Welsh es el movimiento, la descripción y el impacto. Como en las cabezas de sus personajes, no hay tiempo para detenerse a pensar el próximo movimiento.

    En definitiva, Danny Boyle nos propone la esencia, el esqueleto y una introducción magistral hacia una historia de aristas más poderosas en la que Irvine Welsh logra una amplitud asombrosa y consigue enamorarnos de Mark Renton, el melómano traicionero, yonqui curioso y literato ideologizado al que plantea como protagonista; Sickboy, el calculador motivado por la sublimación del sexo y la ambición desmedida, Frank Begbie y su ultraviolento instinto de supervivencia, rústico y manipulador y Spud, tímido, sensible y sumiso incomprendido. Todos buscando la muerte para elegir la vida mientras, en el medio, la intuición les esquiva la gloria.      

    Joaquín Alonso

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