Qué eternas son las noches donde hay lluvia y truenos, noches donde la mente entra más allá de lo obsceno, donde la angustia y la nostalgia tocan la puerta, sabiendo que esta siempre se encuentra medio abierta. Donde atropellan con su repertorio, con muchos recuerdos aleatorios, memorias que ya no volverán y que son difíciles de disipar, pero que, sin duda, en algún momento sanarán.
Hay palabras que se me vienen a la mente y que unen todo lo que parece inminente. Mucha gente dice que una palabra mal usada daña más que el silencio total. Pero yo creo que no hay nada más cruel que el silencio, el que, para muchas mentes, resulta fatal. La falta de palabras agranda las dudas y hace que la angustia se sienta más aguda. No soy quien para ponerle punto final a esto, solo soy quien, por un amor, le da vida a estos textos.
No debe haber dolor más grande que amar sin ser correspondido; para el otro debe ser como querer vivir escondido. Porque, mientras que a uno la llama más se le encendía, del otro lado vivía preso de su cobardía. No es la culpa de nadie, pero, a la vez, es la culpa de ambos. Ya solo queda vivir en la nostalgia de miles de tangos, del perfume en el tiempo y de los momentos que trae el viento.
¿Es cuestión de azar o destino esto de amar? Solo quiero saber qué se siente vivir en paz, pero, si para sentirse así es con la condición de tu ausencia, prefiero vivir siempre inquieto en mi conciencia. Porque no hay terquedad que pueda vencer a la razón, salvo que esta tenga de origen: el corazón. ♡
~Quizá amar no sea cuestión de azar ni destino, sino de un alma buscando su reflejo en otra que no sabe mirarse.
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