¿Cómo no animarme a leerte mis versos cristalizados? Ya no son parte de mí. Como ese tulipán de papel empapado por la lluvia diagonal que germinamos, con las patas en la arena. Me hubiera gustado conservarlo pero, como todo, el agua lo barre.
Gotas lloran en torbellino y arruinan las Pepsis, ahora aguadas, y ácidas por el limón que le agregamos. No te gustó y nos lo cobraron, pero nos reímos: cómo me vas a cobrar el limón en la Florida.
La vida es un rejunte de circunstancias, que se entretejen a crochet y conforman esas prendas que quedan en los roperos añejándose por años. Tu auto viejo y planchado arañando con 8mil de super. Un primer sueldo recien cobrado, un sueño acústico y nómade que me compartís con levedad, y todo eso a lo que todavía no le encuentro explicación pero sigo aprendiendo a habitar, cada vez, con mayor confianza.
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