Todo el hambre de un cuerpo

nunca tuve la destreza

ni se pareció mi cuerpo al brillo

de las mañanas 

visualicé desde tan temprano 

un cariño absurdo

es por eso que confundo luego

el golpe 

con la caricia 

mastico la tarde exhausta 

ya no siento 

que la ciudad sea mía

me reconozco en los lugares que se abandonan 

en los artistas que se abandonan

en los objetos que están

fuera de lugar 

me pongo un vestido y pienso que alguien 

tal vez piense en mí

no hay que salir de casa con las pasiones 

desacomodadas 

no hay que alimentarse en un territorio extraño

dejar que la noche me desarme sin prisa

no hay que volver a casa con la ilusión tan vacía

ni desnudarse en la pista

el deseo se estira hasta volverse algo perverso 

aprendí muy tarde a querer a alguien

siempre me interrumpe

la sensación de la tristeza 

dejar que la noche me desarme sin prisa.