Memoricé tu resplandor, su camino desde tu boca hacia mis vacíos serenos y los que se desgarraban en gritos, abrigando su desnudez desde adentro, suturando sus miedos... ahora lo único tangible son las cenizas
Sabemos...
Sabemos que por más que pase de página, la tuya va a ser de la que se me encarne en la cuerpo sin dejar rastros, como si siempre hubiese sido parte de él, como si toda la vida mi cuerpo se hubiera amoldado para sostener una ausencia y enterrarse en una súplica
Sabemos que por más que vayamos al encuentro con las sombras y emergan manantiales, el incendio es inevitable, nuestra noche se calcina en una garganta necia; el último suspiro azul petrificado en un jardín que vemos desde lejos
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