Hace un tiempo, instalé una extensión en Chrome para bloquear algunas funciones de YouTube, con el objetivo de perder menos tiempo en la página. Una noche, me dieron ganas de navegar vagamente, y como tenía tiempo libre, lo hice. Me encontré con varios videos recomendados de personas que compartían sus hábitos para mantenerse en calma o sentirse más creativos. Todos ellos tenían una cosa en común: invitaban al vidente a salir de su casa y pasar más tiempo afuera. Seguí ‘‘scrolleando’’ hasta encontrarme con otro video que analizaba el incremento de la soledad masculina y femenina. Parecieran haber miles de razones por las cuales el ser humano contemporáneo se aísla cada vez más, pero mis interrogantes son: ¿Ya hemos internalizado ese aislamiento? ¿Por qué cada vez hacemos elecciones más individuales? ¿Hay factores más allá del internet, existen factores económicos?
Comencemos con el concepto de ‘‘tocá pasto’’. Según la página web KnowYourMeme, la frase es un insulto popular de internet que implica que una persona ha pasado mucho tiempo ‘online’, lo que afecta su bienestar. No se sabe exactamente cuándo comenzó a ser utilizada, pero se hizo conocida en redes sociales de habla inglesa como X y 4chan a partir de 2015, incrementando su popularidad en 2020.
‘‘Tocá pasto’’ es una frase que connota aislamiento, ya que invita a la persona a salir de su casa y relacionarse con su entorno. Sin embargo, no es la primera vez que entre humanos se subraya la necesidad de salir de ese aislamiento. Filósofos como Jean-Paul Sartre y Emil Cioran ya abordaron la cuestión del aislamiento, pero desde perspectivas filosóficas muy distintas. El filósofo existencialista Jean-Paul Sartre aborda la idea de que el individuo experimenta un ‘‘aislamiento existencial’’ frente a un mundo sin un Dios que exista ni certezas religiosas. En su obra "El ser y la nada", describe cómo el contacto con el otro puede generar alienación: el otro, a través de su mirada, nos reduce a un objeto en su mundo, generando un conflicto constante entre la libertad de uno y la forma en la que el otro nos percibe. A diferencia de Sartre, Emil Cioran, filósofo rumano, postula que la soledad no es un estado meramente físico o emocional, sino una condición intrínseca al ser humano. Cioran sostiene que la soledad puede ser una forma de liberación de los vínculos y compromisos que la vida impone, pero también una condena, ya que abre una vía hacia el vacío existencial. Ambos sostienen, entonces, que el aislamiento genera una relación conflictiva con la libertad personal. Sin embargo, en Sartre, la relación con el otro genera alienación, pero también es la base para la libertad auténtica. En cambio, para Cioran, la soledad es total y cualquier intento de encontrar consuelo a través de los otros es una fuga inútil, una ilusión que solo refuerza el vacío. Aunque ambos provienen de escuelas filosóficas diferentes (Sartre de la tradición existencialista francesa, influenciado por Heidegger y Husserl, con una visión centrada en la libertad humana y la creación de sentido; y Cioran, por otro lado, influenciado por Nietzsche y Schopenhauer, cuyas ideas reflejan un enfoque nihilista y pesimista), me pareció interesante sus enfoques sobre la mirada del otro y las nociones de escape y libertad.
Los años 70’ fueron llamados la ‘‘Década del Yo’’ debido al incremento del hiperindividualismo. Las crisis económicas, el aumento de la tasa de crímenes y la ruptura de los roles de las estructuras familiares son solo algunos ejemplos de la expansión de las preocupaciones individuales por encima de las colectivas. Las generaciones siguientes serían herederas del declive de las interacciones sociales. Con la llegada del nuevo milenio, el boom de las redes sociales y la exposición permanente del ‘‘yo’’, las generaciones han crecido junto con los dispositivos y plataformas digitales, fomentando una cultura de conectividad constante y gratificación instantánea. Pero si bien es fácil invitarlos a ‘‘tocar un poco de pasto’’ y exponerlos en la mayoría de películas como ‘‘los adolescentes angustiados que viven a base de sus teléfonos’’, la realidad es que han nacido bajo un mundo ya sólidamente individualizado. Los jóvenes siguen yendo a las escuelas y entablando lazos sociales, pero es cierto que estos ya no son tan fuertes como antes, debido a la permanencia de las preocupaciones individuales sobre las colectivas que mencionábamos. Por eso podemos decir que el aislamiento no está concretamente internalizado en las generaciones actuales, pero no podemos determinar cómo será el estado de tal relación con las generaciones del futuro. Una economía con constantes subidas de inflación, gobiernos individualistas que abogan por sus intereses más que por el bienestar social, y calidades de vida decadentes, han llevado a las personas a completar excesivas horas de trabajo e incluso tener más de uno para llegar a fin de mes, lo que empeoró con la pandemia. La ardua tarea de vivir en un mundo cada vez más difícil, incluso para las generaciones más jóvenes, ha puesto como última prioridad las actividades recreativas y sociales. Esto refleja un aislamiento similar al que propone Cioran, uno que parece imposible de escapar. Esto responde a dos de los interrogantes planteados: Existe una relación intrínseca entre la economía y la cohesión social, y el estado actual del mundo. La política y la economía son solo algunos de los factores que afectan al aislamiento humano.
El aislamiento contemporáneo, representado en fenómenos como el "tocá pasto", refleja una realidad más compleja que solo el tiempo en internet. Este aislamiento no es solo psicológico, sino también social y económico, producto de décadas de hiperindividualismo, crisis económicas y el avance de la tecnología. Las generaciones actuales han crecido en un entorno ya marcado por la desconexión social, donde el trabajo y las preocupaciones individuales sobrepasan las colectivas. Aunque el aislamiento no está completamente internalizado, los factores económicos y sociales han dificultado las interacciones y actividades recreativas, lo que plantea una visión incierta para las generaciones futuras.
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