Tintorrock

...

Torreblanca.

Hay muchas canciones en la vida. Supongo que, incluso para la persona menos interesada en la música, hay alguna canción que le dice algo más que otras, que le hace viajar a algún lugar, a algún momento, a alguna sensación especial.

Mi canción debe ser (es) Torreblanca.

Trescientos son ya muy pocos,

aunque quizás son demás.

La vida pasa despacio.

El auto que se nos va.

[]

Esa letra, escrita por mí (bajo eléctrico), esa música que compuso Pedro (guitarra y voz), ese total en directo con Kike siempre a la batería, ha supuesto el tema más repetido por la vieja banda: Tintorrock. Grupo que nació, digo yo, porque no tenía otra opción.

Hay en mí pocos recuerdos concretos que se asomen nítidos al ventano de la memoria. Es todo un batiburrillo de momentos, lugares, anécdotas, viajes, escenarios, bares, cervezas, ensayos, cansancio, escasez, exceso, fracaso y cuasi gloria.

Buenos tiempos.

Y no hay ningún instante preciso en el que Tintorrock, por una decisión consciente, se haya despedido de ser Tintorrock.

Cada alto en el camino ha sido como cuando dejas de fumar entre cigarro y cigarro; solo que, a veces, hemos tardado mucho en volver a encender un pitillo.

A estas alturas, supongo que ya no nos liaremos ningún "aznarín" nuevo, pero los tres (Pedro, Kike y Vicen), más o menos, lejanos, ajenos, seguimos siendo Tintorrock.

(De vez en cuando alguien pregunta: ¿Cuándo volvéis?

Y uno no sabe bien qué decir; quiero creer que es porque, aunque no estemos, nunca nos hemos ido).

Siempre nos quedarán las cuevas.