llegaste a mi vida como un rayo de sol atravesando una tormenta interminable. sin aviso, sin señales, pero con la fuerza de algo destinado. no sé cómo ni cuándo sucedió, pero un día, sin esperarlo, el gris que cubría mi mundo comenzó a teñirse de algo nuevo, algo mágico. fue como si un pincel invisible rozara mi alma y dejara un trazo de luz que no podía ignorar.
eras un tinte rosa suave, casi tímido, que poco a poco se coló entre las sombras de mi vida. como la primera flor que florece después de un invierno cruel, trajiste esperanza a un corazón que creía haber olvidado cómo latir con fuerza. al principio, eras solo un destello, un susurro, una caricia de color que se deslizaba en mis días. pero con cada momento, con cada palabra, te convertiste en un incendio dulce que no dejó rincón de mi ser sin tocar.
ese rosa que trajiste contigo se expandió como el amanecer, iluminando cada rincón de mi alma. no solo me llenaste de color, me llenaste de vida. eras la melodía que faltaba en mi canción, la chispa que encendió mi fuego, la magia que pintó un mundo nuevo donde antes solo había cenizas.
ahora, ese tinte rosa no es solo un recuerdo de tu llegada; es mi esencia. es la luz que me guía, el calor que me envuelve, la certeza de que contigo todo tiene sentido. eres la obra de arte que transformó mi existencia y el color que nunca dejaré de llevar en mi corazón.
tú, amado mío, eres el tinte que cambió mi vida para siempre, y mientras estés aquí, cada día será una nueva obra maestra.
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