tierras inhóspitas

descalza llegué a tus inhóspitas tierras,

descarriada anduve, de brújula alguna

de encontrarme olvidé la necesidad,

devota ciega envuelta en algodón,

ahondé por donde no debí

y me enfangué hasta el pecho (de ti)

de barro necrótico, fangoso, espeso,

aromatizado por hierba buena,

impregnado en pétalos de no-me-olvides

petricor en la punta de la nariz,

la lluvia caudalosa precipitada;

yo con los cabellos pegoteados a las mejillas,

me embriagué en la agua-dulce vertida,

intensa en hidromiel, versificada de ti,

que hasta de mi nombre me perdí

<mi amor> pronuncié,

empapada hasta los huesos,

calada hasta el tuétano,

trémula, enraizada desde el alma,

contigo hundiéndome

hasta tocar fondo, hasta las raíces

entonces, tambaleaste,

entonces,

"polvo fuiste,

polvo serás";

y en la corriente,

como cieno, te desvaneciste

descalza, enfangada,

sin fruto en falda,

arrancada desde la raíz,

expuesta a la des(habitado),

de la tierra

de nadie, partí.