Me lanzaste señales a medias, sonrisas que delataban promesas vacías. Una chica que jugaba a querer sin decidirse, y yo aquí, entregándote no solo el corazón, sino la llave de mi confianza, lo último que me quedaba.
Y así, me envolví en tu niebla. Me dijiste que negar lo nuestro era cobardía, y por ti creí... solo para que, cuando llegará la hora, me dejaras sin palabras, sin razones, solo un adiós frío como un sorteo al azar.
¿Acaso piensas que es fácil borrarte? Conozco tus gustos, tus gestos, tus silencios. Mi cuerpo reacciona por inercia a tu recuerdo. Estoy programado para ti. Tu mundo se ha vuelto un laberinto de sombras donde tropiezo con tu eco. Pasé meses distraído, trabajando para no escuchar ese llamado que golpeaba mi puerta. Y hoy que por fin me atrevo a abrir… encuentro el vacío.
—Te has ido—
Tal vez tenía razón, quizá el problema soy yo, que no supe amar como mereces. ¿Para qué regresar al abismo que tanto intenté evitar? Ni siquiera me diste la oportunidad de amarte con todo mi amor un tanto peculiar.
Muah
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