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Tensión, por Sofía.

Sep 16, 2025

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“No comprenden que lo divergente consigo mismo concuerda: armonía de tensiones opuestas, como la del arco y la lira.” (Heráclito, frag. B51, en Diels & Kranz, 1952/2004).

A veces soy insoportable, pero me tolero, te juro. Grité desde el baño. Por lo menos la primera parte; de la segunda no estuve totalmente convencida de haberla dicho o no en voz alta. Me tolero. Grité, esta vez no había duda, y tuve la necesidad de reafirmarme: Me tolero. No es que me tolero a mí misma, eso lo agregaste vos y es tema tuyo.

Volví a apagar mi voz dejando el paso al agua que caía con fuerza de la ducha, al vapor que la transportaba, que ahora dibujaba en el espejo por fuera del vidrio, cerca del porcelanato. Eran estas típicas peleas de poco acuerdo. No tenían mucho sentido, y yo no tenía ni tiempo ni ganas. Bastá, Sofía, pensé. Y me acordé en ese instante de la tetera rota. Tuve entonces que apurarme para terminar el baño, para salir sin descuidarme mucho por el miedo a resbalarme. No tengo ganas de volver al hospital a hacerme más puntos. Tengo a veces la necesidad absurda de recomponer las cosas, como si de alguna forma quisieran volver a ser lo mismo, y de alguna otra me necesitaran para alcanzarlo. Aquel estúpido me dice: —con la misma capacidad absurda de intentar describir al paraíso.

—¿Qué mirás? —le pregunté con bronca cuando pasé por la sala. No contesta. Me quedó parada en el medio de la televisión, aunque sé que no la está mirando. Dejo caer la toalla al piso, ahora me mira, ahora mira las gotas que me caen por el pecho, por las piernas, ahora mira todas esas cosas absurdamente mirables cuando estoy en el medio. De la misma forma que las subordinadas el otro día, setenta y siete vueltas para decir que pensaba lo injusto en el repartir de una pizza. A veces es todo más simple. Pero lo que más me molesta, incluso que siga mirando las gotas sin decirme nada, es que me termina contagiando. Lo miré a los ojos, lo obligué a mirarme. Y, como un chiquito, se fue ensimismando, como si quisiese ir escondiéndose entre los almohadones. Agarró ambos apoyos de los costados, donde deberían descansar los brazos. Los fue apretando mientras me acerqué lo suficiente. Mis rodillas se fueron clavando sobre las suyas, le cerré las piernas, pasé las mías por el costado. Ahora mis piernas se habían doblado en sí para dejarnos casi a la misma altura. No le pesaba; de ninguna forma podría estar sufriendo por eso. Temblaba entonces por no tener que absurdo mirar, por estar a menos de diez centímetros de mi cara y mi cuerpo, por ni siquiera tener que tocarlo, porque poder podría, sin embargo no tendría la capacidad en ningún momento aunque muriésemos en esta pose. Entonces llevé mis uñas a su mejilla. Dejé caer mi pelo, algo mojado, en su cara, sobre sus ojos, sin importarme. Me acerqué lo más que pude a sus labios sin tocarlo. Podía incluso sentir los pulmones latiendo, el corazón respirándole entrecortado. Amagué a esbozar unas palabras, no pude, balbuceé. Quité suavemente mis uñas de su cara, tomé impulso y le partí la mano abierta en la cara con todas las fuerzas que alguna vez tuve.

¿Cuánta violencia tendría que tener una cachetada para que sangre? Ninguna. Y fue suficiente. Tiene que tener un mensaje, un canal y un receptor. Y creo que las cosas se fueron dando. Incluso debatiríamos varias horas sobre con qué se podrían sacar las manchas de sangre de los sillones. Qué lindo pensar en el futuro, qué lindo existir más allá del hoy y ahora. Me levanté mientras se hipnotizaba en el caer de su sangre; la tocaba, la miraba, la acercaba y alejaba de la luz, y en un mismo vaivén me fui alejando hasta el cuarto para vestirme.

—Hoy estás insoportable —dijo.

—Lo sé —dije al ratito—. Pero por favor, deja de ver esos videos de mierda un rato; setenta horas mirando cosas en Instagram, setenta horas criticándolas. Y de pronto ves una en la cual te da ganas de pelar y te quedás hablando por horas. Como si me importara.

—Yo creo que es tu culpa también. Pero bueno…

—Puede ser, pero basta. ¿Dónde mierda metiste la tetera que se me rompió el otro día?


PibedeVictoria

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