tengo frío

yo quisiera que en días fríos, la cobija que se me dió en otros templados, no se retirara cruelmente por un paso en falso mío. esta vida prestada, que se me otorgó temporalmente, me lleva con un miedo constante, sabiendo que una sola gota que se derrame del vaso, hará que deje de ser merecedora de tu amor, y si es acaso una condena, agridulce a veces, asumir que una ternura que daba por hecha, no es mía, ni prestada, ni alquilada, más bien una dosis de cinco minutos de serotonina, algo de prueba, que me dan con la promesa de que si dejo de ser yo, si dejo de ser mía, la tendré constantemente. quizá lo que yo creo auténtico en mí, es simplemente banalidad que me impide ser vista. ya lo he dicho antes, yo quisiera ser vista, ser una musa, inspirar pasiones, inspirar amor, inspirar ternura, o quizá algo de compasión, la suficiente como para no arrojar hielo a mi cuerpo semidesnudo en días no tan amables, cuando intento curar la abstinencia a la que estaba sometiendo al mismo. quizá tenías razón, muy probablemente sea cierto, si no dejo de ser yo, nadie podrá amarme, soy carente de virtudes, carente de carisma, de belleza, de creatividad, no tengo un don, y lo entiendo, muchos lo dicen, unos nacen siendo estrellas, otros nacen estrellados, yo nací persiguiendo soles que nunca me darán calor en siestas invernales, yo nací amando desde otras vidas a primeras letras, que como lo hacen lunas sin naturaleza maternal, cualquier paso en falso hará que se alejen. y yo lo entiendo, es comprensible, ¿cómo no iba a serlo?

pero es ella quién me dió, quién me enseñó esta forma de amar, tan desesperada, tan anhelante, tan expectante y cuidadosa, tan desgarradora a lo que al cuerpo se refiere. entonces le digo a Ella, yo te quiero, yo te amo, yo te admiro, entiendo y creo tus vivencias, creo tus palabras que causan escozor en mis cuencas vacías que no pueden ver la periferia, porque no están predispuestas genéticamente para hacerlo. entonces le digo a mi Sol, aunque sigas escondido y cubierto, te amaré sin pensarlo, sin dudarlo, te amaré sin prejuicios y sin premura, te amaré con paciencia y casi eternamente, porque la eternidad no está prometida cuando nuestro Sol algún día será supernova. entonces te escucho, Luna mía, y mi amor desatendido, en mi corazón desmembrado, se encoje un poco más, quizá algún día se haga diminuto, y pueda entrar en una palma, el mismo tamaño que yo debería tener para ser amada por consonantes delirantes. cuando mi satélite proyecta su dolor en mi pecho, dolor de vidas que yo no viví, pero quisiera haber presenciado, para así haber cobijado su espalda fría, para así haber alimentado su corazón hambriento, para así haber cuidado su inocencia. si cruzar una puerta implica tu felicidad y realización, tu sueños dulces cumplidos, tu cuerpo no corrompido, aunque eso asegure mi inexistencia, mi amor, yo lo haría. te amo, por siempre.