Ya me explicaste mil veces, lo que veo es lo que sos.
Cada rayo de sol que azota mi rostro son recuerdos borrosos de tu piel bajo la luz.
No hablo de vos para que nadie sepa que te extraño.
Aborrezco el sentimiento de soledad.
Ahora noto que no importa si tus palabras hubieran sido otras;
yo misma ni siquiera puedo amarme.
¿Cómo podría esperar que alguien más lo haga?
Los nudos en mi estómago son tantos que no puedo vomitar más que dolorosas palabras.
Mi mente es mi peor infierno,
sometiéndome a torturas interminables.
Las risas se agotaron y el color que tenía mi rostro, me abandonó.
La poca felicidad que albergaba se agotó.
Me siento tan vacía sin vos.
Quiero gritar hace tanto y no puedo.
Quiero desgarrar mi pecho desde adentro y machacar mi corazón.
La frialdad en mis palabras actuales no es más que mi mecanismo de defensa.
Quizás simplemente te extraño más de lo que puedo expresar,
porque en un momento de mi vida fuiste lo mejor.
Y aún así, ahora estoy aquí,
luchando por alejarme.
Solo quería que me comprendieras.
Pero el error soy yo,
por buscar en otros lo que tanto me faltó.
No sane a mi yo más pequeña y por eso me quebraba tan fácil.
Te compare con la persona que tanto daño me hizo y esa fue la gota que rebasó el vaso.
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