Té, quiero,
dijiste en el bar,
y yo, sin ver la coma,
sin darme cuenta del acento,
te besé.
Te dejé entrar en mi pecho,
te dejé robar mi latido,
porque te quiero,
pero tú solo quieres té.
Te miro,
te bebo,
te adoro,
y tú, distraído,
perdido en tu té.
Dices: "Té, quiero",
pero no es el "te quiero"
que yo quiero escuchar.
Pides té, solo té,
no un "te quiero",
no un amor,
porque tú no me quieres.
Pero yo te quiero,
te espero,
te pienso,
te sueño,
pero tú solo quieres té.
Un día,
sin ruido,
sin prisa,
dejaste tu taza
y nunca volviste.
Por eso, cada día, en el bar,
digo: "Té, quiero, camarero",
pero ya no sé
si té quiero
o solo te quiero a ti.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión